En Sudán, el poder de Mohammed Hamdan Daglo, conocido como “Hemedti” y sus Fuerzas de Apoyo Rápido (FSR), se ha construido gracias al apoyo de los Emiratos durante casi diez años. De los campos de batalla de Yemen a las minas de oro de Darfur pasando por los rascacielos de Dubai, un itinerario de una amistad interesada.
Es en los escarpados valles de Yemen donde se forjó la alianza entre el general sudanés Mohammed Hamdan Daglo, conocido como “Hemedti” y los Emiratos Árabes Unidos (EAU). En 2015, la petromonarquía estuvo fuertemente involucrada en la coalición anti-Houthi encabezada por Arabia Saudita. Pero sobre el terreno, Abu Dhabi carece gravemente de infantería. Encontró entre los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FSR) el apoyo terrestre que le faltaba. Una bendición para Hemedti, que tomó el mando de esta organización creada en 2013 por el depuesto dictador Omar el-Bashir. El acuerdo es perfecto: además de los 340 millones de dólares gastados por los Emiratos Árabes Unidos, el envío de miles de combatientes a Yemen proporciona un campo de entrenamiento para las RSF.
El apoyo financiero ha sido continuo desde entonces. A principios de 2019, en plena revolución sudanesa, la FSR compró más de 900 pick-ups a concesionarios emiratíes. Posteriormente, los modelos se convirtieron en vehículos de combate equipados con ametralladoras. Una filtración de documentos financieros vinculados a la organización paramilitar revela que esta compra coincide en el tiempo con una transferencia de 40 millones de dólares a la cuenta bancaria emiratí de las RSF de origen desconocido. El padrino del Golfo también suministra los vehículos blindados de transporte de tropas Nimr Ajban, fabricados por la empresa Emirates Defence Technology, ubicados en el corazón de la ciudad militar de Zayed, enclavada en el desierto entre Abu Dhabi y Dubai.
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