“La defensa de los derechos humanos en Rusia no ha desaparecido. Les hubiera gustado destruir el Memorial, pero no pueden hacerlo”.asegura mundo el célebre opositor ruso Oleg Orlov, en medio de la multitud reunida el domingo 17 de noviembre cerca de Potsdamer Platz, en Berlín. Envueltos en gruesas chaquetas, varios cientos de rusos en el exilio vinieron a gritar su oposición al régimen de Vladimir Putin y a la guerra en Ucrania.
Orlov, copresidente de Memorial, la ONG coganadora del Premio Nobel de la Paz en 2022 y disuelta por la justicia rusa, vive en Berlín desde su liberación en agosto de 2024, tras un intercambio de prisioneros. La manifestación iniciada a instancias de las tres principales figuras de la oposición rusa en el exilio, Yulia Navalnaïa, Ilia Iachine y Vladimir Kara-Mourza, liberadas también este verano, reunió, según la policía, a 1.800 personas que marcharon por las calles de el distrito Mitte, en el centro de Berlín, hasta la embajada rusa.
“Muchas personas en Europa no entienden que la victoria de Putin en Ucrania sería una derrota para la propia Europa”, deplora al señor Orlov. Cuando se le preguntó sobre la controvertida llamada del canciller Olaf Scholz a Putin el viernes 15 de noviembre para discutir las condiciones para la paz en Ucrania, el opositor ruso respondió: “Todo depende de cuál fuera el objetivo de esa conversación. Si fuera para mantener la presión sobre Putin, eso es algo bueno. Si es sólo para calmar al atacante, es contraproducente. Las condiciones de la paz sólo podrán decidirse con el acuerdo de los ucranianos”.articula, en el bullicio del desfile.
“Hay que hablar alto”
“No a la guerra”, “Juntos contra Putin”, “Rusia será libre” Los manifestantes cantan en ruso. En la procesión llegó incluso una delegación de Francia, rodeada de miembros de la asociación Rusia-Libertés. La manifestación tenía como objetivo volver a movilizar a la oposición al régimen ruso, debilitada desde la muerte en prisión del activista Alexei Navalny en febrero de 2024, pero también muy dividida, en particular en torno a la cuestión del envío de armas a Ucrania.
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“No esperamos nada de esta manifestación sobre el resultado del conflicto. Pero psicológicamente es importante saber que hay rusos que siguen oponiéndose a esta guerra y defendiendo la democracia”., explica Leonid Golub, que desde el verano de 2022 emigró a Baviera con su esposa María. Originarios de San Petersburgo, abandonaron su país cuando comprendieron que ya no podían manifestar allí su oposición. Ambos son científicos, investigadores de física y encontraron empleo en la Universidad de Ratisbona. María destaca que el compromiso de Berlín con la liberación de los prisioneros este verano fue un momento importante. “Fue una señal fuerte. Queremos demostrar que seguimos apoyando a los miles de presos recluidos en terribles condiciones. »
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