Bélgica e Israel se enfrentarán este domingo. Un exjugador israelí habla de este partido y comenta, en particular, cómo los jugadores logran seguir jugando a pesar del conflicto.
En un contexto marcado por las tensiones en Oriente Medio, queda una pregunta: ¿cómo consiguen los jugadores de un país en guerra concentrarse plenamente en un partido de fútbol?
“¡Simplemente porque son profesionales!” explica el nativo de Haifa a Sudinfo. “Pero no hay que ocultar la cara: nada es sencillo, sobre todo para los que todavía juegan en el campeonato local. Para los demás, existe un cierto consuelo moral”.
Rosenthal evita cualquier posicionamiento político: “Siento un profundo dolor por estos dos pueblos que están sufriendo y por las personas inocentes que están perdiendo la vida”.
El partido, trasladado al Bozsik Arena de Budapest, se inscribe en una lógica de seguridad reforzada: “Entiendo esta medida. Sin embargo, no se aplica tan estrictamente en el país. Los aficionados viajan y cada equipo juega en su horario habitual. En Europa es difícil medir la eficacia de la Cúpula de Hierro. Este sistema de defensa antimisiles ofrece una relativa serenidad. Además, la población siempre ha vivido con esta presión.
Pero hoy la prioridad sigue siendo otra: la esperanza de que vuelva la paz.
Rosenthal vuelve entonces al plano puramente deportivo: “Desde el sorteo sabíamos que hubiera sido difícil hacerlo peor. Francia, Italia, Bélgica… son la élite. Eso dejaba pocas esperanzas, sobre todo en el contexto actual. En casa , en un estadio lleno y animado, tal vez había una posibilidad de lograr una hazaña aquí o allá”.
“Pero en las gradas vacías, en un entorno desconocido, es mucho más complicado. La motivación no es la misma. Para la selección nacional y su desarrollo, es un obstáculo. Pero hoy la prioridad sigue siendo otra: la esperanza de ver la paz. El resto, seamos honestos, es secundario.
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