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Gana 22 millones de euros a la lotería y comparte la suma con su mejor amigo para honrar una vieja promesa.

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La historia comienza como un sueño para Thomas Cook, un hombre común y corriente que se hizo millonario de la noche a la mañana. Sin embargo, lo que hace que su historia sea extraordinaria no es sólo el premio gordo que gana, sino el gesto que sigue: cumplir una promesa de hace tres décadas.

Una promesa entre dos amigos, hecha hace 30 años

En 1992, Thomas Cook y su mejor amigo Joseph Feeney conversaron alrededor de una cafeteríacomo suelen hacer. Durante la conversación, germina entre ellos una idea ligera, casi inofensiva: “Si a uno de nosotros le toca la lotería un día, compartirá la mitad con el otro. » Sin contrato firmado, sin testigos, sólo un apretón de manos y una carcajada. Una promesa que, para muchos, podría haber quedado olvidada con el tiempo.

Pasan los años y los dos amigos siguen jugando a la lotería, sin perder nunca el buen humor ni la complicidad. Pero semana tras semana, no se vislumbra ningún gran premio en el horizonte. Hasta esa mañana, cuando todo cambió.

Un desayuno que lo cambia todo

Instalado en casa, Thomas Cook comienza el día con un tranquilo desayuno. Mientras consulta sus números de lotería, no puede creer lo que ve: todos sus números son ganadores. ¿La cantidad? 22 millones de euros. Una suma que podría permitirle realizar todos sus sueños.

Pero antes incluso de pensar en lo que hará con esto argénme viene a la mente un recuerdo: esta promesa de hace 30 años. Sin dudarlo, levanta su teléfono y llama a Joseph.

“Amigo, nunca adivinarás lo que acaba de pasar”, dice con palpable entusiasmo. Después de anunciar que acababa de ganar el premio mayor, Thomas añadió simplemente: “Y como prometí, la mitad es para ti. Un apretón de manos es respetable. »

Una amistad que inspira

En un mundo donde las relaciones a veces se ponen a prueba por el dinero, la historia de Thomas Cook y Joseph Feeney es un valioso recordatorio de que los compromisos sinceros no tienen precio. Su amistad se ha mantenido intacta a pesar de los años y este gesto de generosidad demuestra una lealtad poco común.

Hoy, los dos amigos se benefician juntos de esta inesperada ganancia inesperada, compartiendo no sólo el dinero, sino también la alegría y los proyectos que hace posibles. Una lección para todos nosotros: a veces un simple apretón de manos puede convertir los sueños en realidad.

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