Durante esta reunión, la canciller alemana instó a su homólogo ruso a retirar sus tropas de Ucrania y negociar con Kiev.
El canciller alemán Olaf Scholz mantuvo este viernes una conversación telefónica con Vladimir Putin. el primero en casi dos añosdurante el cual instó al presidente ruso a retirar sus tropas de Ucrania y negociar con Kiev.
Vladimir Putin reafirmó que cualquier acuerdo debe reflejar “nuevas realidades territoriales”según el Kremlin, que calificó el intercambio de “franco y detallado”.
Durante este intercambio, que duró una hora, según Berlín, la canciller pidió a Rusia que demostrara “su voluntad de iniciar negociaciones con Ucrania con vistas a una paz justa y duradera” y subrayó “el “compromiso inquebrantable de la UE con Ucrania”, según una declaración del gobierno alemán.
La Cancillería precisa que Olaf Scholz había hablado previamente con el presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, y que “lo hará también tras la reunión con el presidente ruso”.
La canciller alemana también reiteró a Vladimir Putin “la determinación de Alemania de apoyar a Ucrania durante el tiempo que sea necesario en su lucha defensiva contra la agresión rusa”.
La última llamada entre los líderes alemán y ruso se remonta a 2 de diciembre de 2022, unos 9 meses después del inicio de la ofensiva de las tropas de Moscú en Ucrania el 24 de febrero de 2022..
Desde la invasión rusa, Alemania, el histórico socio energético de Rusia, es el segundo mayor proveedor de ayuda militar a Kiev, después de Estados Unidos, el odiado rival de Moscú.
Pero en los últimos meses, y a pesar de las repetidas solicitudes de Volodymyr Zelensky, el canciller Scholz se ha negado incansablemente a proporcionar a Kiev misiles Taurus de largo alcance –que Kiev considera eficaces para defenderse mejor contra los ataques diarios rusos con misiles y drones–, por temor a una escalada con Moscú.
Hora de la diplomacia
Esta negativa, al igual que el rechazo de Scholz a la solicitud de Kiev de una invitación a la OTAN, dañó la imagen del líder alemán en Ucrania.
Estas tensiones, exacerbadas por las dificultades ucranianas en el frente frente a un ejército ruso más poderoso que avanza en el Donbass (este), se producen también en un contexto geopolítico global incierto, desde la elección de Donald Trump a la Casa Blanca.
El antiguo y futuro presidente estadounidense ha prometido en los últimos meses resolver el conflicto ucraniano “en veinticuatro horas”, sin detallar nunca su plan, y su victoria ha hecho temer a los ucranianos que el apoyo estadounidense a su país se desvanezca.
Por su parte, Scholz pidió redoblar los esfuerzos para poner fin al conflicto a través de la diplomacia, incluso hablando con Vladimir Putin, en consulta con Kiev y los aliados de este país.
A mediados de octubre, consideró que había llegado el momento de “hacer todo lo posible – además de apoyar claramente a Ucrania – para encontrar una manera de evitar que esta guerra continúe”.
Estos debates deben respetar “principios claros”, subrayó: “nunca se tomarán decisiones por encima de la cabeza de Ucrania y nunca sin consultar a nuestros socios más cercanos”, afirmó.
Campaña electoral
Muchos líderes occidentales –Joe Biden, Emmanuel Macron, etc.– con la notable excepción del primer ministro húngaro, Viktor Orban, se niegan a hablar con el presidente ruso.
A principios de noviembre, Vladimir Putin lamentó que los líderes occidentales hubieran “dejado” de llamarlo.
“Si alguno de ellos desea reanudar los contactos, siempre lo he dicho y quiero repetirlo: no tenemos nada en contra”, afirmó en el foro de Valdaï.
Rusia repite periódicamente que está abierta a negociaciones de paz, pero con “concesiones” de Kiev: la cesión de los territorios ucranianos que Moscú anexó en 2022 sin controlarlos plenamente. Una situación que actualmente se considera impensable en Ucrania.
El conflicto con Rusia ha llevado a más de un millón de refugiados ucranianos a buscar refugio en Alemania, y miles de rusos también viven en Berlín, convirtiéndola en la capital informal de los exiliados rusos.
También presionó a Olaf Scholz para que propusiera un cambio histórico en la política de defensa de Alemania, que se tradujo en un aumento masivo del gasto militar, en un país marcado en gran medida por el pacifismo.
El apoyo militar y financiero a Kiev y a la política de defensa de Alemania será uno de los temas de la relámpago campaña electoral que debería llevar al país a elecciones legislativas anticipadas el 23 de febrero.
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