Existen importantes disparidades en precio y volumen entre los diferentes tipos de queso. Así, la mozzarella se benefició del mayor aumento de precio (+7,8%). Sorprendentemente, el volumen aún aumentó un 4,2%, lo que finalmente se tradujo en un fuerte aumento del valor del 12,4%.
Los quesos duros, el segmento más grande de la categoría, registraron una disminución en volumen del 0,8%, para un aumento de precio del 4,5%, o un aumento en valor del 3,6% (NielsenIQ MAT P08 2024). “Se necesita más leche para hacer 1 kg de queso duro que para la misma cantidad de queso tierno. Por lo tanto, un aumento del precio de la leche tiene un mayor impacto en los quesos duros”, explica Jan Desmet, director general de Flandrien Kaas. Otro segmento importante, el de los quesos fundidos, vio aumentar su precio un 2% y su volumen un 2,7%, lo que se tradujo en un crecimiento del 4,7% en valor. Otro caso especial es el Brie, que perdió un 8,8% en volumen y un aumento de precio del 5,1%. Destaca también la evolución de la mozzarella, cuyo precio aumentó un 7,8%, más que el de cualquier otro queso, y el volumen un 4,2%. Resultado: un aumento de valor del 12,4%, también superior al de otros quesos. El queso feta también experimentó un buen crecimiento ya que, a pesar de un aumento en el precio promedio del 3,8%, ganó un 3,2% en volumen, o un crecimiento en valor del 7,1%. Se podría concluir que los quesos más exóticos, muy utilizados en ensaladas, funcionan bien, pero esto no es del todo cierto. La ricota y el tzatziki registraron fuertes descensos (-21,6% en valor para el tzatziki), lo que no es ilógico dado el bajísimo volumen. Cabe señalar también que el precio de la ricota cayó un 1,4%.
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