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Putin sueña con destronar al rey del dólar

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En la cumbre de Kazán, los BRICS mostraron su ambición de remodelar el orden económico mundial desafiando la hegemonía del dólar y, al mismo tiempo, la influencia occidental.

BRICS: Una palanca para remodelar el orden económico global

La XVI cumbre de los BRICS, celebrada en Kazán (Rusia), marcó un hito importante para el grupo de Estados. Además de la participación de sus cinco miembros fundadores (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), la alianza dio la bienvenida a cinco nuevos miembros en enero de 2024: Irán, Egipto, Arabia Saudita, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos. A esto se sumaron otros veinticinco países invitados así como varias organizaciones internacionales. Entre personalidades destacadas, también estuvo presente el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres. Esta cumbre puso de relieve las crecientes ambiciones de los BRICS, que desean, a medio plazo, convertirse en un actor cada vez más competitivo frente al G20.

En términos de representación geográfica, la alianza actual y sus socios presentan un equilibrio interesante, con una distribución diversificada por continentes: ocho países asiáticos, tres países del Cercano y Medio Oriente y tres países europeos (incluida Turquía), seis países africanos y tres países de América Latina o Centroamérica. Sin embargo, Asia sigue siendo el verdadero centro de gravedad, hogar de tres cuartas partes de la población y tres cuartas partes del PIB del grupo más amplio de los BRICS y sus socios. Esta concentración refleja la importancia estratégica de Asia, tanto por su dinamismo económico como por su peso demográfico, lo que otorga a los BRICS un creciente potencial de liderazgo global en los próximos años.

La idea de alejarse del dólar para la liquidación de transacciones comerciales no es nueva, pero poco a poco se está convirtiendo en una realidad, particularmente entre países “socios dispuestos”.

Con esta expansión, BRICS busca fortalecer su influencia geopolítica y económica a escala global, al tiempo que proporciona una alternativa a las instituciones dominadas por los países occidentales. Por lo tanto, el grupo podría desempeñar un papel crucial en el reequilibrio de los poderes económicos y políticos globales, alterando el orden mundial establecido desde 1945 por los occidentales.

¿Se vislumbra realmente una crisis del “petrodólar”?

La idea de alejarse del dólar para la liquidación de transacciones comerciales no es nueva, pero poco a poco se está convirtiendo en una realidad, particularmente entre países “socios dispuestos”. Esta práctica, que afecta a sectores sensibles como el energético, se está convirtiendo en algo habitual. Países como Arabia Saudita, Rusia e Irán aceptan pagos en yuanes para las entregas a Beijing, o en rupias para las entregas a Nueva Delhi. Estos ingresos suelen convertirse en oro en el mercado de Shanghai antes de ser repatriados a sus monedas nacionales.
Además, algunos países utilizan el sistema de pagos interbancario chino, CPIS, una alternativa al modelo occidental SWIFT. Si esta transición se hace con relativa facilidad con China, la situación sigue siendo más compleja con India. Del lado de Washington, el aumento de estos pagos en monedas distintas del dólar no pasa desapercibido y es monitoreado de cerca, particularmente dentro del sector energético. Mientras persista la guerra en Ucrania, se espera que la proporción de pagos en monedas distintas del dólar siga creciendo. Sin embargo, la independencia energética recientemente adquirida por Estados Unidos, gracias a la explosión de su producción interna de petróleo y gas, ha cambiado su posición. Estados Unidos, ahora menos dependiente de las importaciones de energía, parece menos preocupado por el aumento de la desdolarización, especialmente porque continúa suministrando a Europa gas natural licuado, facturado en dólares.

El hipotético surgimiento de una moneda común BRICS

La propuesta de Rusia de crear una moneda común para los BRICS representa una iniciativa audaz, pero está lejos de ser sencilla de implementar. Esta iniciativa tiene como objetivo establecer una verdadera infraestructura financiera paralela, que permita a los países del Sur Global liberarse de la influencia del dólar y de Occidente. Sin embargo, esta idea no generó el entusiasmo esperado. La cuestión del control de estos flujos monetarios sigue siendo problemática: ¿quién aceptaría ver a Moscú en acción?

Abandonar el dólar también presenta altos riesgos para los socios expuestos a una mayor volatilidad monetaria, con el riesgo de que el capital sea difícil de convertir o invertir. Para hacer viable esta moneda común, la idea sería respaldarla con una canasta de activos, incluido oro, criptomonedas o monedas digitales de los bancos centrales. China, que ya está muy avanzada en el desarrollo de su moneda digital, sería en teoría un actor clave para hacer realidad esta visión. Pero los demás miembros de los BRICS, en particular India, Brasil y Sudáfrica, están luchando por seguir este camino.

Mientras tanto, la desdolarización seguirá alimentándose del ascenso del yuan en la escena internacional. Sin embargo, ante la compleja situación económica de China, Beijing no tiene prisa por acelerar la internacionalización de su moneda, lo que ralentiza un poco el proceso general de desdolarización. La idea de una moneda BRICS, aunque atractiva para algunos, todavía tendrá que superar muchos obstáculos antes de convertirse en realidad.

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