Su movimiento comenzó la semana pasada, en respuesta a un lema de la Federación Autónoma. Algunos trabajadores municipales dejarán sus puestos de trabajo, una vez por semana, hasta finales de noviembre para protestar contra las promesas del gobierno en términos de reducción de derechos para los funcionarios públicos. Con la sensación de ser los únicos profesionales sistemáticamente ridiculizados.
Por el momento, su piquete se encuentra frente al ayuntamiento una vez por semana. El miércoles pasado, este miércoles, luego el jueves próximo, un día de huelga por semana, hasta el 30 de noviembre. La mayoría pertenece a la categoría C de funcionarios territoriales, unos pocos a la categoría B, y el director general de servicios también es uno de los huelguistas. “Cuando la deuda explota no tienen nada que decirnos más que “sois caros”explica Laurence Arnaud, funcionario de categoría B “disgustado”.
“Queremos alinear nuestros días de espera con el funcionamiento del sector privado. No tengo nada en contra de estar en el mismo régimen, pero ¿por qué siempre bajar el nivel? Y si alineamos todo, que el seguro mutuo nos sea pagado, como en el sector privado, mientras que como funcionario sólo tienes derecho a una cotización de 10€…” Parece ahora lejano el momento en que los dirigentes elogiaban el sacrificio de los agentes territoriales, en plena crisis del Covid.
“Durante el primer encierro, el ayuntamiento estuvo cerrado. Lo gestionamos solos”.
Laurence Arnaud, empleado del ayuntamiento de Molières
Pero los agentes no lo han olvidado. “Durante el primer encierro, el ayuntamiento estuvo cerrado. Ya no teníamos ningún funcionario electo disponible ante las órdenes contradictorias del Estado. Pero más allá de este doloroso episodio, “el harto es general, continúa Laurence Arnaud. Quieren pagarnos el 90% por las bajas laborales, aunque ya no tenemos bonificación cuando estamos de baja. Excepto que un tercio de nuestros ingresos proviene de bonificaciones. ¡No tengo nada en contra de que me revisen cuando estoy de baja, pero no podemos seguir así, dudando del trabajo de quienes hacen que el país funcione!”
Este hartazgo es compartido, sea cual sea la categoría o profesión. Además del director de servicios, también están en huelga el director de las escuelas y el de los servicios técnicos. “Tuvimos una revalorización del índice de 1,5 puntos pero, en quince años, hemos eliminado el 9% de nuestro poder adquisitivo con la congelación del índice”. Y este año, al no haber gobierno en el momento adecuado, no se pagó el bono GIPA (garantía individual del poder adquisitivo), es decir, unos 700 euros por agente, especialmente aquellos cuyos ingresos han caído por debajo del salario mínimo. “Y no está previsto en la ley de finanzas de 2025”anticipa Laurence Arnaud.
“Incluso calculamos nuestros días de huelga para no molestar demasiado a los residentes, continúa el funcionario municipal. Por ejemplo, mañana tendremos que pagar 800 facturas de agua… Sabemos muy bien, trabajando en el ayuntamiento, que no ganaremos una fortuna. Pero pedimos al menos no ser despreciados”. La semana pasada, la CGT de Alesian acudió al piquete de huelga para conocer la situación y expresar su apoyo. Sin embargo, según los agentes de Molières-sur-Cèze, ningún otro ayuntamiento tiene un servicio en huelga en el departamento.
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