El 29 de mayo de 2023, el estadio Gacé (Orne) acoge un partido de alto riesgo. El equipo local debe enfrentarse al de Briouze. Conforme van pasando los minutos, el partido se vuelve tenso. La violencia estalla cuando, justo al final del partido, uno de los jugadores del equipo visitante señala con el dedo corazón al público. El árbitro del partido le muestra tarjeta roja, sinónimo de expulsión, y da por finalizado el partido.
Se produce un estallido de agresión. El autor del dedo medio comienza a estrangular al joven funcionario, menor de edad. Este último logra escapar, cuando un segundo jugador de Briouze se arroja sobre él y lo empuja por la espalda. El árbitro decide entonces refugiarse en el vestuario.
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“No voy a ver más a mi hijo”
Fue el segundo agresor juzgado por el tribunal argentino el martes 12 de noviembre de 2024. “Me llevó dos meses volver a arbitrar” testifica la víctima que permanece psicológicamente marcada. El joven estaba acompañado de su madre quien presenció la escena.
El acusado desea declarar que fue víctima de palabras racistas provenientes de las gradas durante el partido. “Desde donde estaba no escuché ningún comentario racista, dice la madre en el estrado. Desde ese día ya no voy a ver a mi hijo. Esta acción se me queda grabada en la cabeza. Sé que cuando eres joven cometes errores. Yo los perdono. Pero aún así queríamos llegar hasta el final del procedimiento para demostrar que esta acción no tiene por qué repetirse. »
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El futbolista, que también tenía una sólida trayectoria profesional, fue condenado a un curso de formación para la ciudadanía y a pagar 400 euros a la víctima en concepto de indemnización por su daño moral.
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