TRIBUNA
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La reelección de Donald Trump está ligada a la politización del odio a las mujeres y a las minorías. Una tendencia que se expresa en Europa y en Francia y contra la cual debemos movilizarnos ahora.
Resaca. La victoria presidencial de un hombre abiertamente misógino, condenado por agresión sexual, y que realizó numerosos comentarios degradantes y sexistas a lo largo de su campaña. Una victoria que debe poco al azar, pero mucho a una tendencia general, también en Europa y Francia: la politización del odio a las mujeres y a las minorías de género. Allí ganó el odio. Contra ella debemos organizarnos para que aquí no prevalezca.
Porque Trump lleva años desmantelando los derechos fundamentales de las mujeres: en junio de 2022, las mujeres estadounidenses perdieron la garantía federal del derecho al aborto, tras su nombramiento, unos años antes, de tres jueces conservadores para el Tribunal Supremo. En 2023, se le ordenó civilmente pagar 83 millones de dólares en daños y perjuicios por agresión sexual. En 2024, aquí está prometiendo a las mujeres que “protegerán les guste o no” y aumenta los ataques y clips de campaña contra las personas trans. Próximamente, con la nueva mayoría republicana en el Senado, la restriccióni
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