El gobierno español prometió nuevas ayudas financieras el lunes 11 de noviembre, después de las inundaciones que mataron a 222 personas hace dos semanas. Estos 3.800 millones de euros se suman a un paquete anterior de 10.600 millones de euros presentado la semana pasada. Sobre el terreno, miles de voluntarios, soldados y bomberos siguen trabajando arduamente para ayudar a las miles de víctimas que aún tienen los pies en el barro. Estos vecinos que, para muchos, todavía están en shock. También empiezan a aparecer los primeros signos de depresión y estrés postraumático.
El barro sigue estando por todas partes en Algemesí. Este barro ocre que arrasó la ciudad, entró en los hogares y también permanece en la cabeza de todos. A María-José y su marido José-Luis la corriente se lo llevó todo. “Un desastre”, dicen.
“Estoy arruinado, no me queda nada. Estoy más muerto que vivo”.
José-Luis, vecino de Algemesíen franciainfo
El día después de la inundación, José-Luis sufrió un infarto. Estrés, según su esposa, que ahora teme que su marido caiga en una depresión. Ante la magnitud del desastre, el hombre se desespera : “No sé qué hubiera preferido, morir o ver lo que hoy me espera.“. Antes de ser absorbida por María-José, “No digas eso, al menos estamos vivos. gracias a dios“, se consuela.
En la calle llena de basura y accidentes automovilísticos, Hayat pasa con una bolsa de comestibles recogida entre los voluntarios. Agotada, explica que su “Mi hija tuvo un ataque de pánico esta mañana y yo estaba llorando de toda la ansiedad acumulada. Me duele el estómago y si no tomo pastillas para dormir no puedo dormir.“
La salud mental de las víctimas es uno de los mayores problemas, dos semanas después del desastre. Sobre el terreno, en contacto con los residentes, la psicóloga Laetitia Pellicer-Bossis ya observa las secuelas de este acontecimiento traumático. Por ejemplo, “Agotamiento constante, dolores musculares, problemas fisiológicos, dermatológicos y gástricos. Trastornos de ansiedad y depresión, en concreto problemas de concentración, memoria, trastornos del sueño“. Según ella, es necesaria una atención urgente para estas víctimas. Desgraciadamente, todavía hay muchas víctimas aisladas del mundo.
“Si no salimos a la calle a buscar a esta gente, están completamente abandonados”asegura Víctor. Este médico recorre la localidad de Catarroja con su equipo de voluntarios, buscando personas mayores, discapacitadas o con problemas psicológicos. Dos semanas después del desastre, todavía hay gente aislada, agua por todas partes, cortes de luz, negocios cerrados. Víctor dice que “Las personas atrapadas en casa tienen necesidades de salud que aumentan cada día. Estamos hablando de personas muy vulnerables que se ven abandonadas a su suerte. Y si no vamos puerta por puerta tratando de encontrarlos, pasan desapercibidos”.
La vuelta a la normalidad parece imposible. Especialmente en las escuelas, que siguen cerradas. Y sin embargo, los niñosnecesito normalidad“, confiesa María, profesora de Algemesí. Mientras esperan a los alumnos, la profesora y sus compañeros siguen una formación especial “saber cómo actuar, cómo acogerlos y cómo volver a la escuela”, continúa María. Encontrar las palabras adecuadas para hablar a los niños, la prioridad de docentes y psicólogos de la región en los próximos días.
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