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35 años después, las celebraciones de este “día feliz” tienen sabor amargo

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El 9 de noviembre de 1989 se derrumbó el muro que dividía Berlín desde 1961 entre su parte occidental, libre y oriental, y su parte oriental, bajo obediencia soviética. Debilitadas, las autoridades de Alemania Oriental (República Democrática de Alemania) autorizan el paso, hasta entonces prohibido bajo pena de muerte. Miles, luego decenas de miles de personas acuden, de ambos lados de la ciudad, para finalmente cruzar el muro, reunirse con sus seres queridos de los que han estado separados durante 28 años y romper un pedazo de este odiado símbolo. “Un día feliz”recordó el sábado el alcalde conservador de Berlín, Kai Wegner.

Una esperanza tan profunda

La caída del muro, para toda la generación que lo conoció, es un símbolo de profunda esperanza. En los dos años siguientes, todo el imperio soviético se derrumbó, los pueblos europeos se descubrieron a sí mismos, una nueva Europa cobró impulso, apoyada por los Estados Unidos…

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Pero 35 años después, las celebraciones, bajo el lema “Preservar la libertad”, tienen un sabor amargo. La elección de Donald Trump augura un retorno al frenético aislacionismo estadounidense, mientras que el reinado de Vladimir Putin en Rusia casi ha restaurado el régimen soviético en términos de libertades. En Alemania, los partidos prorrusos y/o cercanos a la extrema derecha están ganando puntos en las elecciones locales y la coalición gobernante del canciller alemán Olaf Scholz acaba de estallar…

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Una instalación, a lo largo del antiguo trazado del Muro, muestra réplicas de carteles de las manifestaciones de 1989. Fueron invitados la líder de la oposición bielorrusa en el exilio, Svetlana Tikhanovskaïa, la disidente iraní Masih Alinejad y el grupo punk de protesta ruso Pussy Riot. Pero no es una celebración: el aniversario sólo pone de relieve lo decepcionante que ha sido el camino recorrido desde entonces. “Solo tenemos que mirar la historia y el mundo que nos rodea.declaró el viernes el canciller alemán Olaf Scholz, entender que los valores de 1989 no deben darse por sentados”.

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