Está surgiendo un nuevo acuerdo entre la UE y los EE.UU. El presidente de la Comisión Europea propone sustituir el gas ruso por GNL estadounidense, más barato. Descubra los retos de esta propuesta que podría redistribuir las tarjetas energéticas en Europa…
Un nuevo viento sopla en las relaciones comerciales entre la Unión Europea y Estados Unidos. Durante una conversación telefónica, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, propuso al presidente electo estadounidense, Donald Trump, una solución audaz para reducir la dependencia energética de Europa respecto de Rusia: sustituir el gas ruso por gas natural licuado (GNL) estadounidense, a precios más ventajosos.
¿Un acuerdo beneficioso para la UE y los EE. UU.?
Esta propuesta se produce cuando Donald Trump amenaza con gravar más productos europeos importados a Estados Unidos, con el fin de reequilibrar la balanza comercial que considera desfavorable para su país. Según una fuente cercana al asunto, la oferta de Ursula von der Leyen podría constituir un terreno común, al permitir a los estadounidenses exportar más GNL a Europa a cambio de impuestos reducidos sobre los productos europeos.
Los beneficios para Europa
Para la UE, el interés es doble. Por un lado, diversificar sus fuentes de suministro de gas natural reduciendo su dependencia de Rusia, un proveedor a veces impredecible a nivel geopolítico. Por otro lado, beneficiarse de precios más competitivos para el GNL estadounidense, lo que permitiría reducir los precios de la energía para los consumidores y empresas europeos.
Todavía recibimos una gran cantidad de GNL de Rusia, entonces, ¿por qué no reemplazarlo con GNL estadounidense, que es más barato para nosotros y reduce nuestros precios de energía?
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea
Un desafío logístico y de infraestructura
Sin embargo, para hacer realidad esta visión, Europa necesitará invertir masivamente en su infraestructura de gas para poder recibir y distribuir mayores volúmenes de GNL dentro de su territorio. Esto implica la construcción de nuevas terminales de GNL, el fortalecimiento de las redes de gasoductos y el desarrollo de capacidades de almacenamiento adicionales.
¿Hacia un reequilibrio de las relaciones comerciales?
Si llega a buen término, esta propuesta podría marcar un punto de inflexión en las relaciones comerciales entre la UE y Estados Unidos, al promover una mayor cooperación en el campo energético. Queda por ver si Donald Trump, que denunció constantemente los superávits comerciales europeos durante su campaña, será sensible a este argumento.
El canciller alemán, Olaf Scholz, se muestra optimista y cree que existen bases sólidas para desarrollar una política comercial común con Washington. Según él, el crecimiento y la fortaleza de la economía estadounidense dependen también de su capacidad para comerciar con el resto del mundo en ambas direcciones.
Próximos pasos
Se espera que las discusiones entre la UE y Estados Unidos sobre esta cuestión continúen en las próximas semanas. Si se llega a un acuerdo, marcará una nueva era en la cooperación energética transatlántica y fortalecerá la seguridad del suministro de Europa, al tiempo que ofrecerá nuevas salidas para el GNL estadounidense. Una situación que podría beneficiar a ambos socios, siempre que encuentren el equilibrio adecuado entre sus respectivos intereses.
Para la UE, el interés es doble. Por un lado, diversificar sus fuentes de suministro de gas natural reduciendo su dependencia de Rusia, un proveedor a veces impredecible a nivel geopolítico. Por otro lado, beneficiarse de precios más competitivos para el GNL estadounidense, lo que permitiría reducir los precios de la energía para los consumidores y empresas europeos.
Todavía recibimos una gran cantidad de GNL de Rusia, entonces, ¿por qué no reemplazarlo con GNL estadounidense, que es más barato para nosotros y reduce nuestros precios de energía?
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea
Un desafío logístico y de infraestructura
Sin embargo, para hacer realidad esta visión, Europa necesitará invertir masivamente en su infraestructura de gas para poder recibir y distribuir mayores volúmenes de GNL dentro de su territorio. Esto implica la construcción de nuevas terminales de GNL, el fortalecimiento de las redes de gasoductos y el desarrollo de capacidades de almacenamiento adicionales.
¿Hacia un reequilibrio de las relaciones comerciales?
Si llega a buen término, esta propuesta podría marcar un punto de inflexión en las relaciones comerciales entre la UE y Estados Unidos, al promover una mayor cooperación en el campo energético. Queda por ver si Donald Trump, que denunció constantemente los superávits comerciales europeos durante su campaña, será sensible a este argumento.
El canciller alemán, Olaf Scholz, se muestra optimista y cree que existen bases sólidas para desarrollar una política comercial común con Washington. Según él, el crecimiento y la fortaleza de la economía estadounidense dependen también de su capacidad para comerciar con el resto del mundo en ambas direcciones.
Próximos pasos
Se espera que las discusiones entre la UE y Estados Unidos sobre esta cuestión continúen en las próximas semanas. Si se llega a un acuerdo, marcará una nueva era en la cooperación energética transatlántica y fortalecerá la seguridad del suministro de Europa, al tiempo que ofrecerá nuevas salidas para el GNL estadounidense. Una situación que podría beneficiar a ambos socios, siempre que encuentren el equilibrio adecuado entre sus respectivos intereses.
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