El nuevo presidente estadounidense Donald Trump está sembrando dudas sobre el futuro de las relaciones entre Washington y Taipei. Es posible que Taiwán tenga que pagar más por el apoyo crucial de Estados Unidos ante las crecientes amenazas de China. Entre esperanzas y miedos, la isla se prepara para un período de incertidumbre…
La elección de Donald Trump como presidente de Estados Unidos plantea muchas preguntas sobre el futuro de las relaciones entre Washington y Taipei. Si el presidente taiwanés, Lai Ching-te, envió sus “sinceras felicitaciones” al nuevo inquilino de la Casa Blanca, muchos analistas creen que la isla ahora podría pagar mucho más, literal y figuradamente, por el apoyo crucial de su aliado estadounidense frente a la crisis. la creciente amenaza de China.
Una política estadounidense “muy incierta” hacia Taiwán
A pesar de los fuertes vínculos que unen históricamente a Estados Unidos y Taiwán, la llegada al poder de Donald Trump pone en duda la solidez de esta asociación estratégica. Como señala Amanda Hsiao, del International Crisis Group, la política de la nueva administración hacia la isla es “muy incierta”. Por un lado, Washington podría condicionar el mantenimiento de su ayuda a una mayor contribución financiera de Taipei. Por otro lado, Trump podría buscar fortalecer significativamente las relaciones bilaterales, incluso si eso significa provocar la ira de Beijing.
Esta ambivalencia se produce en un contexto de creciente presión militar china sobre Taiwán. Bajo el liderazgo de Xi Jinping, que considera “inevitable” la “unificación”, China ha intensificado sus demostraciones de fuerza alrededor de la isla, desplegando aviones de combate y buques de guerra. Según fuentes cercanas a la inteligencia estadounidense, el líder chino incluso ha ordenado a su ejército que se prepare para una posible invasión de aquí a 2027.
Washington, un aliado indispensable pero ¿a qué precio?
Ante esta amenaza, el apoyo de Washington parece más crucial que nunca para Taiwán. Estados Unidos, principal proveedor de armas de la isla, ha vendido equipos militares por valor de miles de millones de dólares a Taipei en las últimas décadas. Ayudas que, sin embargo, podrían tener un coste mucho mayor en el futuro. Durante su campaña, Donald Trump sugirió que Taiwán “debería pagar” más por su defensa, sembrando confusión sobre sus intenciones.
A pesar de estas incertidumbres, las autoridades taiwanesas dicen estar decididas a fortalecer sus capacidades militares. De este modo, el presupuesto de defensa para 2024 se incrementó hasta un nivel récord de 19.000 millones de dólares y se espera que aumente aún más el año siguiente. Un firme deseo de autonomía que Taipei pretende hacer conocer al nuevo presidente americano.
Taiwán, ¿“moneda de negociación” en un contexto de tensiones?
Más allá del aspecto militar, también es el lugar de Taiwán en la escena geopolítica el que parece amenazado. Si hasta ahora demócratas y republicanos han mostrado un consenso bipartidista a favor de la isla, las recientes declaraciones de Trump hacen temer un compromiso más selectivo por parte de Washington en caso de un ataque chino. Una incertidumbre acentuada por los agravios del multimillonario contra Taiwán, acusado de haber “robado” su industria de semiconductores a Estados Unidos.
Para Liu Jia-wei, de la Universidad Nacional de Taipei, existe un gran riesgo de que Taiwán sea “discutido como moneda de cambio” según los intereses estadounidenses en caso de una guerra comercial con China. Una observación compartida por Rorry Daniels, del Asia Society Policy Institute, para quien el desdén de Trump hacia el multilateralismo podría marginar aún más a la isla, reconocida sólo por un puñado de Estados, en la escena internacional.
Entre esperanzas y preocupaciones, Taipei enfrenta el desafío de la era Trump
Si la presidencia taiwanesa quiso expresar su confianza en la solidez de la asociación con Estados Unidos, “piedra angular” de la estabilidad regional, la elección de Donald Trump abre un período de incertidumbre para la isla. Entre la amenaza de una China cada vez más asertiva y un apoyo potencialmente más condicional y transaccional por parte de Washington, Taipei tendrá que navegar con cautela para defender su seguridad y soberanía.
Un desafío para la diplomacia taiwanesa que, a pesar de los recursos limitados, se esfuerza por cultivar sus amistades y hacer oír su voz en la escena internacional. Frente a la imprevisibilidad de la administración Trump, Taiwán tendrá que confiar más que nunca en su resiliencia y determinación para preservar los logros democráticos que tanto le costó conseguir y trazar su propio destino. Un desafío importante en un momento en que los equilibrios geopolíticos parecen más amenazados que nunca en Asia-Pacífico.
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