Donald Trump está de regreso en la Casa Blanca. Pero a diferencia de 2016, es en un mundo mucho más frágil geopolíticamente donde llega el líder republicano. ¿Será capaz –como pregonó durante toda la campaña– de llevar la paz a los conflictos israelí-palestino y ruso-ucraniano con un simple movimiento de cuchara? A pesar de su famoso “arte del trato”, título de su libro, muchas contradicciones en su discurso no necesariamente justifican tal escenario. Explicaciones.
En Israel, a pesar de la temprana hora, el Primer Ministro Benjamín Netanyahu sin duda abrió el champán para celebrar la victoria de Donald Trump. Hay que decir que el líder republicano siempre ha demostrado claridad sobre su futuro posicionamiento en las relaciones israelí-estadounidenses. En los últimos meses, el futuro presidente se ha comprometido, por ejemplo, a garantizar que Israel “Nunca más seamos amenazados por la destrucción” afirmando que si hubiera estado en el poder, la masacre perpetrada por Hamás el 7 de octubre en territorio israelí “nunca hubiera sucedido”.
Si bien el líder republicano regresará a su comodidad en la Casa Blanca a fines de enero de 2025, no hay duda de que se espera que regrese tan pronto como ocupe su asiento en la Oficina Oval. “ De hecho, el candidato Trump le preguntó a Benjamín Netanyahu que la guerra terminaría cuando volviera al poder. Nos recuerda a Bertrand Besancenot, ex embajador de Francia en Qatar y Arabia Saudita.
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