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Los científicos confirman un ‘tercer estado’ entre la vida y la muerte

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Por primera vez, los investigadores han demostrado que después de la muerte de un organismo, ciertas células continúan funcionando, a veces incluso organizándose en nuevas estructuras multicelulares. Este descubrimiento, dirigido por el profesor Peter Noble de la Universidad de Washington y Alex Pozhitkov del Centro Médico City of Hope en California, traspasa los límites de nuestra comprensión de la vida. Identificaron este estado celular particular como un “tercer estado”, ni vivo ni completamente muerto.

Este fenómeno se ha observado en particular en las células de la piel de ranas muertas que, una vez colocadas en el laboratorio, se transforman en xenobots. Estas estructuras multicelulares, lejos de ser inertes, demuestran comportamientos inusuales, utilizando cilios para moverse e interactuar con su entorno.

Antrobots y xenobots: células que se autoorganizan

Además de los xenobots, los investigadores también han descubierto antropobotscélulas humanas, principalmente células pulmonares, que se autoorganizan de forma autónoma en organismos diminutos. Estas estructuras, tan pequeñas como un cabello, no sólo se mueven: tienen la capacidad de reparar células vecinas dañadas. Por ejemplo, en caso de daño neuronal, estos antropobots pueden regenerar los tejidos circundantes.

Las aplicaciones de estas células post mortem podrían revolucionar la medicina, abriendo perspectivas para terapias regenerativas y robots biológicos que, en lugar de plástico o metal, estarían compuestos por células vivas, íntegramente biodegradable.

¿Qué hace posible este tercer estado?

La capacidad de las células para sobrevivir y reorganizarse tras la muerte del organismo depende de varios factores: temperatura, disponibilidad de energíae incluso la composición bioquímica del entorno circundante. En esta supervivencia también influyen elementos como la edad del organismo, su estado de salud y las especificidades de sus tejidos.

Las células entran en este tercer estado gracias a circuitos eléctricos internos que, a pesar de la muerte del organismo, siguen generando señales de comunicación entre ellos. Este fenómeno podría redefinir nuestra visión de la “muerte legal” y transformar el enfoque de la atención post mortem.

¿Hacia avances médicos y éticos?

El surgimiento de este estado intermedio no es sólo una curiosidad científica; abre puertas a posibles aplicaciones médicas. Estas células post mortem, como los antropobots, podrían programarse para circular por todo el cuerpo humano, disolviendo, por ejemplo, placas arteriales en pacientes que padecen aterosclerosis o reduciendo las acumulaciones de moco en casos de fibrosis quística.

si el antropobots y xenobots inspiran innovaciones prometedoras, también plantean serias cuestiones éticas. Estos organismos derivados de células muertas, aunque programados para descomponerse después de un período, plantean interrogantes sobre la manipulación de los seres vivos y los límites entre la vida y la muerte.

Esta apasionante investigación, aún en el inicio de sus descubrimientos, promete continuar revolucionar nuestra comprensión de la biología. Observe atentamente cómo los científicos exploran estas fronteras inexploradas de la existencia.

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