Surgen dos elementos principales. En primer lugar, se disipa la temida incertidumbre: un presidente estadounidense está a punto de ser elegido, sobre todo porque Kamala Harris ha dejado de hablar. En segundo lugar, La política proempresarial de Trump se avecina, deleitando a las empresas cotizadas y a los inversores. Los posibles perdedores de una victoria republicana son claros. Es probable que China sea más blanco de ataqueshabiendo iniciado Trump la confrontación comercial y estratégica con ella. Europa también podría sufrir, en particular sus sectores exportadores como el lujo y los automóviles, a menudo criticados por Trump.
En el caso de China, este país no respeta las mismas reglas que los demás, subsidiando masivamente sus exportaciones, especialmente en este período de crisis económica. Sin embargo, este proteccionismo impacta primero al consumidor estadounidense, que paga el precio de los impuestos. Frente a unos Estados Unidos que prometen ser más agresivos, Europa debe organizarse. La reelección de Trump podría desencadenar una ola de proteccionismo global. Europa debe fortalecerse para afrontar este nuevo contexto de confrontación. El ejemplo de Michelin, con el cierre de fábricas, ilustra las consecuencias de la competencia china descontrolada, que debilita la competitividad europea.
Elon Musk, a través de X (antes Twitter), tiene una herramienta de comunicación sumamente poderosa. Podemos esperar un fortalecimiento de los sectores de telecomunicaciones.particularmente con la red Starlink, crucial económica y geoestratégicamente. El sector espacial también podría verse afectado, en detrimento de los competidores de Musk, como el Ariane 6 en Europa.
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