Provenientes de todo Taiwán, estos estudiantes participan en una competencia destinada a estimular la industria taiwanesa de drones.
China, que reclama Taiwán como territorio propio, está ejerciendo una fuerte presión militar sobre la isla, empujando a Taipei a aumentar las inversiones en este sector para dotarse de una defensa más ágil ante un posible ataque chino.
“Podemos ver drones en muchos conflictos modernos”, señala el organizador del concurso Jan Shau-shiun, profesor del Departamento de Ingeniería de Sistemas Espaciales de la Universidad Nacional Cheng Kung.
Ucrania y Rusia utilizan grandes cantidades de drones para vigilancia y ataques selectivos, muy detrás de las líneas del frente.
“Taiwán se encuentra en una situación en la que nosotros también podríamos enfrentarnos a un problema de este tipo, por lo que pretendemos fortalecer nuestras capacidades de drones”, añade el profesor Jan.
Los modelos que participan en el Desafío UAV de Aplicaciones de Defensa Nacional lanzado el año pasado pueden ser adoptados por empresas de drones y comprados por el gobierno.
La segunda edición de la competencia se llevó a cabo en octubre durante dos días en el Centro de Investigación y Desarrollo de Aplicaciones de Innovación de IA de UAV de Asia en el condado de Chiayi.
Un total de 20 equipos se reunieron para probar sus drones. En noviembre, los candidatos seleccionados podrán competir nuevamente antes de que se declare el ganador el próximo año.
En la competición, los drones multirrotor o de ala fija debían volar de forma autónoma hasta una altura de al menos 60 metros, tomar imágenes de un objetivo distante y regresar a la base en 10 minutos.
Pero este año, para hacer el escenario más realista y exigente, los organizadores utilizaron un bloqueador para interrumpir las señales de satélite enviadas a los drones, haciéndolos más difíciles de volar.
“Al observar la guerra en Ucrania y otros conflictos, podemos ver que a menudo hay interferencias en los GNSS (sistemas globales de navegación por satélite) antes de los combates”, continúa Jan.
– “Habilidades prácticas” –
Después de pasar muchas horas diseñando y construyendo sus drones, con la ayuda de empresas especializadas locales, los equipos observaron con nerviosismo cómo sus dispositivos despegaban.
Cheng Yong-jen exhaló un suspiro de alivio cuando el dron que ayudó a diseñar se elevó, se fue volando y regresó sano y salvo, mientras otros se estrellaban.
Antes “se colapsaba, lo arreglamos, se volvió a estrellar y lo volvimos a arreglar”, dijo el estudiante de 24 años, egresado de la Universidad Nacional de Formosa.
“Cuando el dron finalmente aterrizó, estaba llorando”.
Lin Chun-liang, juez y profesor de ingeniería eléctrica en la Universidad Nacional Chung Hsing, dijo que la competencia ayuda a los estudiantes a desarrollar “habilidades prácticas” que no se enseñan en la escuela.
Taiwán está gastando cientos de millones de dólares no sólo para comprar y desarrollar drones, sino también para formar talentos que trabajen en el sector en el futuro, mientras se esfuerza por mejorar sus capacidades militares.
El presidente Lai Ching-te se ha comprometido a hacer de Taiwán “el centro de las cadenas de suministro de drones en Asia”.
Sin embargo, retener a los empleados en esta industria es difícil en Taiwán, donde el enorme sector de semiconductores ofrece salarios más atractivos.
“Este es el camino que debemos tomar”, insiste Cheng Yong-jen, quien dice que quiere unirse a una empresa de drones después de su maestría especializada en drones de defensa.
“No podemos dejar de progresar sólo porque estamos por detrás de otros”, concluye el joven.
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