En directo en France Inter, el escritor argelino volvió a su relación “íntima” con la lengua francesa.
El Premio Goncourt fue concedido ayer, lunes 4 de noviembre, a Kamel Daoud por su libro huríes (Gallimard), una novela sobre la guerra civil en Argelia. Una elección audaz cuando sabemos que la presencia del autor y su editorial Gallimard fue prohibida en la Feria Internacional del Libro de Argel por sus críticas al poder argelino. Invitado al programa matutino de France Inter de este 5 de noviembre, el escritor volvió a su relación con el francés, al que califica como una “lenguaje íntimo”. Un idioma que eligió para sus novelas, en lugar del árabe.
Su libro, huríes (lo que significa “Mujer muy hermosa prometida por el Corán a los fieles musulmanes que llegarán al paraíso”), da voz a su narradora heroína, Aube, que quedó muda tras un intento de degollarla durante la masacre de Had Chekala en diciembre de 1999, cuando tenía cinco años. La novela es ella hablando para contar su historia y la de su país a Houri, su hija, de quien está embarazada. “Mi personaje no puede hablar, pero imagina un idioma y yo experimenté el francés como un idioma íntimo, es un idioma secreto”confió el escritor al micrófono de la periodista Sonia Devillers.
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“El primer idioma es guardar silencio”
“Yo estaba en una familia que no hablaba, que no leía, y el único lugar donde tenía una isla para mí, la isla de un multimillonario, era el idioma francés”continuó. El escritor, columnista y periodista argelino nació en 1970 en Mostaganem, Argelia. Fue criado por sus abuelos y quedó marcado por la figura de su abuelo que no sabía escribir ni leer pero que siempre tenía un bolígrafo en la cartera. Sus padres habían optado por no interrumpir la educación de su hijo mayor debido a las frecuentes mudanzas de su padre, un oficial de policía.
Terminados sus estudios decidió dejar su pueblo para ir al pueblo donde se lanzó al periodismo incorporándose al Diario de Orán. Realiza investigaciones sobre las masacres cometidas en su país y decide testificar. Muestra una verdadera pasión por la escritura. “Uno de los primeros lenguajes que desciframos en nuestra vida son los silencios de nuestros propios padres. A veces, nos lleva décadas comprender ciertos silencios de nuestros padres que viven dentro de nosotros, que nos forman y nos informan. Entonces el primer idioma no es charlar, es estar en silencio”añadió sobre el France Inter.
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Aprendió a leer, el gusto por la escritura y aprendió francés por su cuenta. Con lo que tenía a mano: en casa de sus abuelos casi no había libros, salvo algunos thrillers y un ejemplar de Veinte mil leguas de viaje submarino. A la pregunta del periodista que le preguntó qué uso hace del árabe, éste respondió: “Es una ilusión occidental: nadie habla árabe en el mundo árabe. Hablamos nuestros idiomas que son argelino, saudí, etc. Es como si estuvieras preguntando “¿El francés es latín dialectal?”
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