El gigante petrolero estadounidense ExxonMobil ha anunciado la finalización de la venta de su refinería Fos-sur-Mer en el sur de Francia, así como de dos terminales de almacenamiento. La transacción, completada el 1 de noviembre, marca una transición hacia una reorganización más amplia de sus operaciones en Europa. El nuevo comprador, Rhône Energies, es un consorcio suizo formado por el comerciante de materias primas Trafigura y el operador de refinerías Entara, especializado en el sector de los hidrocarburos.
Rhône Energies publicó un comunicado de prensa en el que expresaba su satisfacción por esta adquisición estratégica. Según Nicholas Myerson, director general de Rhône Energies, la prioridad del grupo será garantizar “la salud y la seguridad de los empleados, el rendimiento medioambiental y el diálogo social” en la planta de Fos-sur-Mer. El consorcio se compromete a mantener los puestos de trabajo de los 310 empleados actuales de la refinería, que se encuentra entre las instalaciones industriales más grandes y antiguas de la región con una capacidad de procesamiento de 140.000 barriles por día.
Estrategia de reducción de actividades de ExxonMobil en Francia
Esta venta sigue a un anuncio de ExxonMobil el pasado mes de abril, donde el grupo reveló una estrategia para reducir sus actividades en Francia. Esta reestructuración también afectó a la sede de Port-Jérôme en Normandía, para la cual la empresa había mencionado la eliminación de 677 puestos. En el caso de Fos-sur-Mer, esta venta refleja una adaptación a las tendencias cambiantes del mercado, que están socavando la demanda de productos petrolíferos tradicionales.
Con la transición a métodos de calefacción menos contaminantes y la reducción de la dependencia del fueloil, en particular para la calefacción doméstica, las refinerías francesas están experimentando una caída notable de su actividad. La progresiva electrificación del transporte, fomentada por las políticas europeas de descarbonización, también contribuye a reducir la demanda de combustibles fósiles, complicando el funcionamiento de emplazamientos como el de Fos-sur-Mer.
Contexto y desafíos para Rhône Energies
La adquisición de la refinería de Fos-sur-Mer representa una oportunidad para que Rhône Energies amplíe sus capacidades en Europa, en un sector marcado por profundos cambios. Al adquirir las instalaciones francesas, el consorcio pretende mejorar su comportamiento medioambiental y reforzar su competitividad. La visión de Rhône Energies parece avanzar hacia una gestión más moderna de las infraestructuras energéticas, haciendo hincapié en las prácticas sostenibles y el diálogo social.
Según el comunicado de prensa, Rhône Energies podría explorar nuevas formas de adaptación para estos sitios, en respuesta a la evolución regulatoria y a las nuevas expectativas en términos de transición energética. Esto podría incluir inversiones en tecnologías más limpias y mejoras en la eficiencia operativa, como parte de los estándares europeos para reducir las emisiones de CO₂.
Repercusiones para el sector energético en Francia
Esta venta se enmarca en un contexto más amplio de reorganización de las plataformas petroleras francesas, que se ven presionadas por los cambios en el comportamiento de los consumidores y la nueva legislación climática. Los cierres y reducciones de las actividades de refinería en el territorio nacional reflejan el impacto de la caída de la demanda de productos petrolíferos, y la necesidad del sector de adaptarse a energías alternativas.
Los expertos del mercado predicen que otras compañías petroleras podrían seguir estrategias similares, ya sea cerrando sitios o vendiendo activos a compañías capaces de mejorar estas instalaciones. Para los trabajadores del sector, esto a menudo implica incertidumbres sobre la sostenibilidad de sus empleos, pero también la esperanza de que estas reorganizaciones allanarán el camino para empleos mejor adaptados a los desafíos climáticos.
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