TRIBUNA
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En vísperas de las elecciones estadounidenses, un colectivo de expertos en política exterior y seguridad hace un llamamiento a las capitales europeas para que fortalezcan el apoyo militar y financiero a Kiev y reafirmen la restauración de la soberanía de Ucrania dentro de sus fronteras reconocidas por el derecho internacional.
par un colectivo de expertos en política exterior y seguridad (académicos, investigadores de grupos de expertos, ex comandantes militares, diplomáticos retirados y funcionarios electos)
Durante casi mil días, Ucrania ha resistido la agresión rusa a gran escala: el heroísmo de sus fuerzas armadas y su pueblo es un ejemplo para todas las naciones libres. Pero a medida que se acercan las elecciones estadounidenses, Ucrania y sus aliados enfrentan dos peligros de naturaleza estratégica.
El primero está vinculado a una posible nueva administración Trump. Se podría intentar imponer un acuerdo con Rusia en detrimento de los intereses de Ucrania y de la seguridad europea. Esto dejaría a Ucrania al margen de la OTAN y la UE, en una especie de falsa neutralidad, y crearía una zona gris desestabilizadora en el corazón del continente europeo.
El segundo peligro está vinculado a una posible nueva administración de Harris. Esto podría continuar con la política de dilación y líneas rojas que, hasta ahora, han impedido a Ucrania adquirir las capacidades necesarias para ganar la guerra.
En este escenario, el fatalismo de los principales gobiernos europeos, que se niegan a creer que Ucrania pueda ganar y se verán tentados a comprometerse –en el mejor de los casos– únicamente a reforzar la defensa de la OTAN en caso de derrota ucraniana, podría convertirse en mayoría dentro de la Alianza y dañar su credibilidad.
En ambos casos, los paralelos con el Acuerdo de Munich de 1938 son obvios: sería una falsa “paz” obtenida mediante el consentimiento de Europa al desmembramiento de un Estado soberano.
Ucrania entonces no podría defenderse contra
Belgium
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