¿En qué momento de la vida alcanzan los franceses la cima de su herencia? En un informe publicado en octubre, el INSEE acaba de revelar datos sorprendentes: la edad media a la que los franceses poseen la mayor riqueza es actualmente de 75 años. Este progreso ilustra una transformación de los hábitos de vida y de la gestión del patrimonio en Francia, influida por varios factores sociales y económicos.
Una progresión constante en la era de la máxima riqueza
El análisis del INSEE muestra una tendencia clara: la edad en la que la riqueza media alcanza su punto máximo ha aumentado gradualmente a lo largo de las décadas. En 1998, esta edad era de 55 años, aumentó a 60 años en 2010 y ahora alcanzará un máximo de 75 años en 2021. Esta evolución se debe en particular a una combinación de factores demográficos, financieros y sociales.
Los jubilados en las décadas de 1970 y 1980 a menudo enfrentaban pensiones más pequeñas, lo que los llevaba a echar mano de sus ahorros para cubrir los gastos diarios. Hoy en día, gracias a pensiones más altas y a una reducción de la tasa de pobreza entre los jubilados, las personas mayores pueden conservar su riqueza por más tiempo, retrasando así la era de su declive.
La influencia del aumento de la esperanza de vida y la herencia tardía
El aumento de la esperanza de vida también tiene un impacto directo en la riqueza de los hogares franceses. Las herencias se producen hoy más tarde, porque los franceses viven más, lo que permite a los hogares conservar más riqueza durante más tiempo. Según el INSEE, un hogar con herencia posee en promedio casi el doble de riqueza que un hogar sin herencia. Por tanto, esta contribución financiera contribuye significativamente a la acumulación de riqueza hasta la vejez.
Gastos crecientes a partir de los 75 años: Ehpad y adaptación del hogar
Si los 75 años representan la edad de máxima riqueza, también es el momento en que los gastos vinculados a la dependencia pueden empezar a pesar mucho en las finanzas de las personas mayores. Los costes de alojamiento en residencias de ancianos o los gastos necesarios para adaptar el alojamiento (trabajo, ayuda a domicilio) aumentan significativamente a partir de esta edad. Estos altos costos pueden erosionar gradualmente los ahorros y la riqueza de las personas mayores, marcando un importante punto de inflexión financiero.
Un cambio de perspectiva para la gestión patrimonial
Ante estos nuevos datos, la gestión de activos a largo plazo requiere una mayor anticipación. El informe del INSEE destaca la importancia de una planificación de la sucesión y de una estrategia de arbitraje adecuada. Se anima a las familias a anticipar la transmisión de activos mucho antes de los 75 años, teniendo en cuenta cuestiones de solidaridad intergeneracional y necesidades futuras en términos de salud y dependencia.
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