Un miembro de la comunidad judía de Irán fue ejecutado tras una condena por asesinato, lo que generó dudas sobre el papel del antisemitismo en la decisión en medio de crecientes tensiones entre Teherán e Israel. El asunto sacude a la minoría judía y alimenta los temores de una escalada…
Las tensiones entre Irán e Israel dieron un giro dramático con la ejecución el lunes de Arvin Ghahremani, un joven de la comunidad judía iraní, condenado por asesinato. Esta decisión judicial se produce en un contexto de relaciones ya tensas entre los dos países, lo que plantea el espectro de un antisemitismo institucionalizado.
Un polémico caso de asesinato
Según la ONG Iran Human Rights, con sede en Noruega, Arvin Ghahremani fue ahorcado en una prisión de Kermanshah, en el oeste de Irán, tras ser declarado culpable de matar a un hombre durante una pelea callejera hace dos años. Su familia afirma que actuó en defensa propia ante un ataque con cuchillo.
A pesar de las peticiones de clemencia de su madre y de la oferta de compensación económica prevista por la ley iraní, la familia de la víctima rechazó cualquier acuerdo. El sitio jurídico Mizan Online, que no menciona la confesión del condenado, cita una disputa monetaria como origen de la tragedia y confirma que las solicitudes de los abogados de un nuevo juicio fueron rechazadas tres veces.
La sombra del antisemitismo
Para Mahmood Amiry-Moghaddam, director del RSI, el expediente judicial contenía “fallos importantes” y “el antisemitismo institucionalizado en la República Islámica jugó sin duda un papel crucial en la ejecución de la sentencia”. Si Irán rechaza las acusaciones de antisemitismo, afirmando que la comunidad judía está reconocida por la Constitución y disfruta de libertades religiosas, esta ejecución sin precedentes en los últimos años ensombrece la situación de las minorías en el país.
Una comunidad judía debilitada
La comunidad judía de Irán, que alguna vez fue floreciente, se ha reducido desde la revolución islámica de 1979. Se calcula que cuenta con unas 9.000 personas, según un informe estadounidense que cita al Comité Judío de Teherán, pero sigue siendo la más numerosa de Oriente Medio fuera de Israel. Esta ejecución podría debilitar aún más a esta minoría que ya se encuentra bajo presión.
Escalada de tensiones regionales
El asunto se produce en un contexto de crecientes tensiones entre Irán e Israel. A finales de octubre, ataques aéreos israelíes tuvieron como objetivo instalaciones militares iraníes en represalia por ataques con misiles. Lo que siguió fue un ciclo de respuestas que involucraron a los aliados regionales de Teherán, desde el Hezbolá libanés hasta el Hamas palestino. Washington incluso desplegó bombarderos B-52 en la región, una maniobra considerada “desestabilizadora” por Irán.
Esta ejecución corre el riesgo de avivar las brasas de un conflicto latente y complicar aún más las tumultuosas relaciones entre los dos enemigos jurados. Más allá del trágico destino de Arvin Ghahremani, lo que vuelve a estar en primer plano es la cuestión de los derechos de las minorías en Irán y la geopolítica explosiva de Oriente Medio.
“En medio de amenazas de guerra con Israel, la República Islámica ejecutó a Arvin Ghahremani, un ciudadano judío iraní”
– Mahmood Amiry-Moghaddam, director del RSI
Según el IHR, al menos 654 personas han sido ejecutadas en Irán desde principios de año, incluidas 166 en octubre. Cifras interpretadas por los movimientos de oposición como un intento de intimidar a los opositores al régimen. En este tenso contexto, el caso Arvin Ghahremani plantea muchas preguntas sobre la situación de las minorías y la equidad de la justicia en Irán. Cuestiones que corren el riesgo de pesar mucho sobre las ya complicadas relaciones entre Teherán y la comunidad internacional.
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