(Chisinau) Moldavia anunció el domingo que estaba investigando el supuesto establecimiento por parte de Rusia de un “transporte organizado” para permitir a los nacionales moldavos que residen en su territorio participar en la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales cruciales para el futuro de la ex república soviética.
Publicado a las 11:19 a. m.
“Hay indicios razonables de transporte organizado de votantes tanto en el extranjero como dentro del país”, dijo la policía en un comunicado.
“Las autoridades nacionales están llevando a cabo investigaciones para recopilar pruebas sobre los vuelos que unen Rusia con Bielorrusia, Azerbaiyán y Turquía” para permitir a sus residentes votar en los consulados o embajadas moldavas de estos países, añadió. El objetivo es “preservar la integridad del proceso electoral y garantizar que cada voto se emita libremente, sin presiones o influencias indebidas”.
La presidenta proeuropea Maia Sandu, que aspira a un segundo mandato, ha seguido advirtiendo contra una injerencia extranjera “sin precedentes”, en particular mediante la compra masiva de votos que empañó el referéndum sobre la UE del 20 de octubre, según Chisinau, pero también Bruselas y Washington. .
El Kremlin rechazó “categóricamente” estas acusaciones “graves”.
El domingo, el candidato volvió a pedir medidas contra los “delincuentes” que actúan “de manera organizada”.
Su asesor de seguridad nacional, Stanislav Secrieru, habló en la red social.
Frente a los colegios electorales del municipio de Varnita reservados a los residentes de esta región, por la tarde se formaron largas colas, comprobaron periodistas de la AFP, en un contexto de aumento de la tasa de participación.
La agencia estatal rusa Tass, por su parte, informó de viajes espontáneos de moldavos, dispuestos a volar varias horas y gastar sus ahorros para poder votar.
Los votantes entrevistados por la agencia oficial de noticias Belta dicen que vinieron a Bielorrusia debido a las restricciones al voto en Rusia, donde sólo hay dos colegios electorales abiertos.
“Maia Sandu nos impide votar con normalidad, por eso vinimos a Minsk”, dijo uno de ellos, Serguéi Rotaru.
La jefa de Estado saliente, una ferviente prooccidental de 52 años que le dio la espalda a Moscú tras la invasión de la vecina Ucrania, se enfrenta a Alexandr Stoianoglo, un exfiscal apoyado por los socialistas prorrusos, en unas próximas elecciones reñidas.
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