Esta cifra eleva a 7.500 el número de militares movilizados en las zonas de catástrofe, lo que supone el “mayor despliegue de fuerzas armadas jamás realizado en España en tiempos de paz”, insistió el jefe del Gobierno, que visitará el domingo las zonas afectadas junto al rey Felipe VI. .
A estos soldados se sumarán 5.000 policías y gendarmes, responsables de apoyar a sus 5.000 colegas que ya están sobre el terreno, según Sánchez. Se esperan con impaciencia refuerzos en algunas localidades que aún se enfrentan a una situación caótica.
Según un último informe de los servicios de emergencia publicado el sábado por la noche, un total de 213 personas murieron a causa de las lluvias torrenciales que cayeron durante la noche del martes al miércoles en el sureste del país.
De ellos, 210 fallecieron en la Comunidad Valenciana, dos en Castilla-la-Mancha y uno en Andalucía.
Sin embargo, las autoridades han advertido en los últimos días que este número de víctimas podría aumentar, mientras se examinan metódicamente los cadáveres de coches acumulados en los túneles y aparcamientos subterráneos de las zonas más afectadas.
“No queda nada”
El viernes, una mujer fue encontrada viva en su coche, atrapada durante tres días en un paso subterráneo en las afueras de Valencia, según informó un responsable de Protección Civil. Según el diario El País, se encontraba junto a su nuera muerta cuando los servicios de emergencia la atendieron.
Si bien las posibilidades de encontrar supervivientes se han agotado, la prioridad de los soldados y de la policía sigue siendo, según el ejecutivo, la búsqueda de los desaparecidos, con la restauración de carreteras e infraestructuras para permitir la “entrega” de ayuda y el restablecimiento de “servicios esenciales”. servicios”.
Según las autoridades, ya se han retirado más de 2.000 coches y camiones dañados. También se ha restablecido el suministro eléctrico al 94% de los residentes que se habían visto privados de él y se están restableciendo gradualmente las telecomunicaciones.
En las afueras de Valencia, las operaciones de búsqueda y limpieza continuaron durante toda la jornada, en un ambiente denso. “Ya no queda nada”, dijo a la AFP Mario Silvestre, un vecino de Chiva que se mostró “resignado” a ver los daños.
En su comuna, donde viven unos 17.000 habitantes, no hay soldados, sino numerosos gendarmes encargados de patrullar las calles donde muchas casas están destruidas. “Los políticos prometen mucho pero la ayuda sólo llega cuando llega”, respira este octogenario.
Solidaridad
En una rueda de prensa el sábado por la tarde, el presidente conservador de la Comunidad Valenciana, Carlos Mazón, anunció una batería de ayudas económicas y prometió el restablecimiento del orden, mientras se denunciaban actos de saqueo en varios comercios que provocaron la detención de 82 personas. .
“Hay personas que pueden haberse sentido solas, indefensas, desprotegidas y lo entiendo”, admitió el electo. Pero “quiero mandar un mensaje claro, vamos a ayudar a todos los hogares” que lo necesitan, continuó: “estamos ante el desafío de nuestras vidas y vamos a encontrar las soluciones”.
La Generalitat Valenciana, y en particular Carlos Mazón, es objeto de insistentes críticas por haber enviado un mensaje telefónico de alerta tarde a los vecinos el martes, mientras que Aemet había puesto la región en “alerta roja” desde la mañana.
Críticas rechazadas por Mazón, que asegura haber seguido el protocolo vigente y destacó el sábado “el espíritu de solidaridad de la población” de su región ante la adversidad.
En los municipios afectados, las muestras de solidaridad continuaron el sábado, especialmente en los suburbios del sur de Valence, donde miles de personas acudieron el sábado por la mañana a pie con palas y escobas para apoyar a la población.
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