A veces, un gas puede ocultar a otro. Para lograr sus objetivos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030, los países que participarán en la COP29 en Bakú, Azerbaiyán, a mediados de noviembre tendrán que abordar el metano. Según GHGSat, con sede en Montreal, las emisiones de este gas de efecto invernadero son “100 veces” más dañinas para el clima que el CO2.
Actualizado a las 12:27 a.m.
“Cada vez está más claro que luchar contra las emisiones de metano es una de las palancas más eficaces que tienen los países del planeta que se presentarán en la COP29 en Bakú, si quieren limitar el calentamiento global a 1,5°C, como establece la Cumbre sobre el Clima de París. Acuerdo”, explicó el director general y fundador de GHGSat en una rueda de prensa previa a la conferencia de la ONU sobre el cambio climático, Stéphane Germain.
La PYME de Montreal, fundada en 2011, controla las emisiones de GEI en casi todo el planeta gracias a una red de satélites puestos en órbita desde 2016.
El metano está presente en cantidades más pequeñas y permanece presente por menos tiempo que el dióxido de carbono en la atmósfera. Una molécula de metano permanece presente en la atmósfera durante aproximadamente doce años, en comparación con los más de 100 años de una molécula de dióxido de carbono (CO).2). Sin embargo, una molécula de metano ayuda a conservar una mayor cantidad de calor que una molécula de dióxido de carbono.
Calculado en 100 años, el metano tiene un efecto invernadero 28 veces mayor que el carbono. En 20 años, este impacto es 84 veces mayor.
En un período más corto, como solo cinco años hasta 2030, el impacto del metano es “100 veces mayor” que el del CO2concluye GHGSat. “En otras palabras, cada tonelada de metano que evitamos emitir o que eliminamos de la atmósfera tiene un impacto beneficioso 100 veces mayor que el de una tonelada de dióxido de carbono”, afirma Stéphane Germain.
Vigilancia duplicada
Independientemente del gas elegido, debes poder calcular adecuadamente tus emisiones para poder reducir eficazmente su presencia en el aire. Esto es lo que está haciendo GHGSat con una constelación de una decena de satélites, a la que se sumarán nueve más en 2026.
La compañía planea ampliar su constelación para identificar y monitorear mejor los sitios de emisiones de metano en todo el mundo. Porque a pesar de los objetivos y planes de acción, parece que las emisiones de metano son cada vez más numerosas y significativas, a escala planetaria.
Durante 2023, los dispositivos GHGSat contabilizaron 16.000 sitios repartidos en 85 países donde las emisiones superaron los 100 kilogramos de metano por hora, umbral en el que la fuente se considera un “superemisor”. Desde la COP28, es decir, desde mediados de diciembre de 2023, GHGSat dice haber detectado más de 20.000 de estas fuentes superemisoras.
A diferencia del dióxido de carbono, que está estrechamente asociado con el sector energético, las fuentes de metano están dispersas por casi todas partes. En Canadá, los vertederos y las minas, incluidos los de Quebec, se encuentran entre los mayores emisores de metano, descubrió GHGSat.
Con sus datos, la empresa de Montreal espera convencer a las industrias y a los países que son los principales emisores de metano para que afronten el problema más en serio. GHGSat recuerda que el pasado mes de marzo, 158 países firmaron un Compromiso Global sobre Metano cuyo objetivo es reducir un 30% las emisiones globales de este gas de efecto invernadero por debajo de los niveles de 2020.
Habrá que actuar con rapidez, concluye Stéphane Germain, porque, como él mismo afirma, “el tiempo corre rápido”.
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