Fueron juzgados en dos audiencias separadas en septiembre, por la Sala 17 del Tribunal Penal, por provocación sin efecto para delinquir, insulto público por origen, revelación de datos personales o incluso amenazas de muerte.
La mayoría fueron multados: multa de 10 euros por 100 días (es decir, una multa de 10 euros por día durante 100 días), 800 euros o 1.500 euros.
El tribunal penal consideró que uno de ellos tenía alteración del juicio y fue condenado a una multa de 500 euros.
Varios de ellos también deben pagar unos cientos de euros por daños morales a las partes civiles.
Sus mensajes habían sido publicados en Facebook o en jóvenes de fuera del pueblo.
“Delincuentes del habla”
Marylène P., una ama de casa de 53 años que volvió a publicar la lista de direcciones, que admitió en el colegio de abogados “una gran mierda” y pidió disculpas, fue puesto en libertad.
“Cabezas blancas reales, para vacunar directamente con pistola”escribió Lionel G., un camionero de 55 años, publicando fotografías y nombres de los sospechosos.
“Ya se conocen los nombres de los asesinos que la policía intentó ocultarles”escribió Gaël L., de 56 años, transmitiendo una lista de direcciones de los jóvenes implicados.
“Siempre los mismos perfiles, suecos de buena familia”bromea Jean-Marie L., 40 años, director de una pequeña empresa.
Durante el juicio de cinco de ellos el 4 de septiembre, varios parecieron tener dificultades para entender lo que estaban haciendo allí y sus explicaciones siguieron siendo confusas.
El tribunal les recordó que las familias de los sospechosos habían recibido llamadas y cartas amenazadoras en sus domicilios.
El fiscal había solicitado penas que van desde cuatro meses de prisión preventiva hasta dos meses de suspensión de la pena, así como cursos de ciudadanía a su cargo para estos “delincuentes del habla”al otro “final de la cadena” de la investigación – aún en curso – sobre la muerte de Thomas.
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