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Sí, la bajada de niveles de los estudiantes está ligada a las pantallas, al menos eso dice Suecia

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Las pantallas están cada vez más presentes en la vida diaria, y su uso hoy en día se extiende mucho más allá de los límites del hogar para extenderse a las escuelas. En Francia, como en otros lugares, muchas escuelas han adoptado tabletas y portátiles para acompañar las clases, facilitando diversas actividades: ver vídeos educativos, realizar cuestionarios interactivos e incluso comunicarse con los padres a través de aplicaciones como Pronote.

Esto es un progreso para algunos, una fuente de preocupación para otros. De hecho, esta omnipresencia digital plantea la cuestión de sus efectos sobre la concentración y la memorización de los estudiantes, que podrían verse afectados por la lectura en una pantalla retroiluminada, una práctica que cansa más la vista que el papel, según varios estudios internacionales.

Suecia alerta del vínculo entre las pantallas y la caída del nivel educativo

Si Francia todavía mantiene un equilibrio entre los libros de texto en papel y en pantalla, Suecia, por su parte, ha digitalizado casi por completo su enseñanza en los últimos quince años. A partir de la escuela secundaria, los jóvenes suecos trabajan principalmente en computadoras o tabletas, buscar información en línea, escribir sus tareas directamente en la pantalla y prepararse para sus exámenes utilizando herramientas digitales. Sin embargo, esta práctica no es unánime, particularmente entre los padres que reportan la dificultad de verificar que sus hijos realmente estén utilizando estos dispositivos con fines escolares y no para jugar o ver contenidos de entretenimiento. En 2018, uno de cada cinco niños suecos de entre 5 y 8 años ya tenía su propio teléfono inteligente, una tendencia que sigue creciendo.

Hacia el regreso a los libros de texto en Suecia

Ante los decepcionantes resultados observados en los niveles escolares, el gobierno sueco está considerando frenar el uso de pantallas en favor de los libros de texto tradicionales. Lotta Edholm, ministra de Educación, expresa reservas sobre el impacto de esta digitalización. Ella señala una falta de pensamiento crítico entre los estudiantes y una tendencia a confiar excesivamente en la información que se encuentra en línea. Para restaurar un lugar central para libras En aprendizaje, el Gobierno ha previsto una importante inversión: 60 millones de euros este año y 44 millones adicionales en 2024 y 2025 para garantizar un libro de texto por asignatura y por alumno.

¿Un modelo a seguir?

A medida que Suecia comienza a retroceder, Francia también podría analizar el impacto de esta dependencia digital, teniendo en cuenta las repercusiones observadas en otros países. La pregunta sigue abierta: ¿las pantallas realmente facilitan el aprendizaje o nos privan de una relación más directa y eficaz con el conocimiento? Aprovechando la experiencia sueca, tal vez sea hora de encontrar un equilibrio entre lo digital y el papel para garantizar una educación óptima.

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