Según los informes, un donante de órganos que fue declarado erróneamente con muerte cerebral se despertó en la mesa de operaciones mientras los cirujanos de Kentucky se preparaban para comprobar el estado de su corazón para trasplantarlo a otro paciente.
“Es la peor pesadilla de todos, ¿no? ¿Estar vivo durante la cirugía y saber que alguien te va a abrir y extraer partes de tu cuerpo? Es horrible”, lamentó Nyckoletta Martin, ex conservadora de órganos de la Afiliación de Donantes de Órganos de Kentucky (KODA), en una entrevista con la Radio Pública Nacional (NPR) el jueves.
Varios años después del incidente de octubre de 2021 en el Baptist Health Hospital en Richmond, Kentucky, en septiembre surgieron acusaciones contra KODA de que la organización presionó a sus empleados para que realizaran la sustracción de órganos.
Hoy en día, Anthony Thomas Hoover II, alias “TJ”, todavía tiene dificultades para caminar y comer, además de sufrir problemas de memoria, según dijo su hermana Donna Rhorer a la cadena de radio estadounidense.
Ese día, el paciente de 36 años fue trasladado de urgencia al hospital por una sobredosis de drogas, antes de que su equipo sanitario le declarara muerte cerebral y se apresurara a llevarlo al quirófano para comprobar si su corazón aún era viable.
Negativa a proceder
Sólo que el expediente habría causado conmoción entre los empleados, mientras que varios no estaban convencidos de tener delante a un paciente con muerte cerebral, negándose a operarlo.
“Se movía, como si estuviera luchando. Cuando nos acercamos, se podía ver que tenía lágrimas en los ojos. Estaba llorando. El cirujano me dijo: “Me voy. No quiero tener nada que ver con eso”. Fue muy caótico. Todo el mundo estaba muy molesto”, dijo a NPR Natasha Miller, que estaba en el quirófano.
Pero cuando los coordinadores de donación de órganos se comunicaron con sus supervisores para decirles que los cirujanos se negaban a proceder, les dijeron que buscaran nuevos cirujanos.
Luego, según los informes, el paciente fue sedado para continuar el proceso, antes de que el equipo finalmente frenara la operación.
“Enojado”
“Me siento enojado. Me siento traicionado por el hecho de que la gente nos dijera que tenía muerte cerebral. […] Están tratando de jugar a ser Dios. Casi están eligiendo: tomando a esta persona por otra. Perdí un poco de fe en la humanidad”, dijo la hermana del paciente a NPR.
Sobre todo porque, cuando lo llevaron al quirófano, su hermano abrió los ojos: un gesto explicado a la familia como un simple reflejo común entre los muertos.
Según los informes, tras este incidente, varios empleados de KODA, incluida Nyckoletta Martin, dimitieron. Según se informa, la compañía ahora se ha fusionado con LifeCenter Organ Donor Network para formar el grupo Network for Hope.
“Me asusta mucho ahora que se permite que sucedan estas cosas y no hay más medidas para proteger a los donantes”, denunció en una carta abierta presentada al Congreso de Estados Unidos en octubre.
Por su parte, la organización encargada de la obtención de órganos KODA indicó que el expediente no había sido representado correctamente, insistiendo en que “nunca” sus empleados habían “sido presionados para extraer órganos de un paciente vivo”, según el presidente y director de operaciones de Red para la Esperanza, Julie Bergin.
Este caso también ha reabierto debates sobre cómo se declara muerto a los pacientes, según NPR.
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