Bruselas (awp/afp) – La inflación en la zona del euro se desaceleró significativamente en septiembre, hasta el 1,8% en un año, su nivel más bajo en tres años y medio, gracias a la caída de los precios de la energía, según las cifras publicadas el martes por Eurostat.
El aumento de los precios al consumo cae así por debajo del 2%, objetivo fijado por el Banco Central Europeo (BCE), por primera vez desde junio de 2021.
Este descenso podría animar a la institución monetaria a volver a bajar sus tipos de interés a partir de octubre, lo que ayudaría a reactivar el debilitado crecimiento económico en Europa.
La inflación alcanzó el 2,2% en agosto, después del 2,6% en julio, dentro de los 20 países europeos que comparten la moneda única.
La caída de septiembre es incluso mayor que la esperada por los analistas de Factset, que contaban con una cifra del 1,9%.
La inflación subyacente (es decir, corregida por la volatilidad de los precios de la energía y los alimentos), especialmente vigilada por los mercados financieros y el BCE, también continuó su lento descenso, hasta el 2,7% interanual, tras el 2,8% en agosto, según a la Oficina Europea de Estadística.
Esta evolución está en línea con el consenso de los analistas.
La buena evolución de la inflación en septiembre se explica principalmente por una caída del 6% en un año de los precios de la energía, incluidos los del combustible en el surtidor, que ya habían caído un 3% en agosto.
El aumento de los precios de los servicios se desaceleró ligeramente hasta el 4% (-0,1 puntos respecto a agosto).
El de los alimentos (incluidos el alcohol y el tabaco) repuntó muy ligeramente hasta el 2,4% (+0,1 puntos), mientras que el aumento de los precios de los bienes industriales se estabilizó en un nivel muy bajo (+0,4% en un año, como en agosto).
En general, el aumento de los precios al consumo en la zona del euro se ha dividido casi por seis desde el récord del 10,6% anual alcanzado en octubre de 2022, cuando los precios de la energía se disparaban en el contexto de la guerra en Ucrania.
Esta tendencia permitió al BCE comenzar a flexibilizar su política monetaria nuevamente en la primavera.
Para frenar la inflación, la institución monetaria había aumentado los costos de endeudamiento a un ritmo sin precedentes a partir de julio de 2022, a costa de una fuerte desaceleración del crecimiento económico.
El 6 de junio, bajó sus tipos oficiales, ofreciendo un primer soplo de aire fresco para reactivar el crédito inmobiliario y los préstamos comerciales. Hizo una nueva reducción el 12 de septiembre y podría continuar el movimiento a partir de su próxima reunión de política monetaria el 17 de octubre, según los analistas.
afp/jh
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