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Lote. Le prende fuego 20 veces, pensando que quemará su infelicidad… 200.000 euros de daños

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Par

Jean-Claude Bonnemère

Publicado el

29 de septiembre de 2024 a las 19:14

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Un joven (D.) de 22 años de edad, con domicilio en la Gran Figeacapareció ante el tribunal penal de cahorsel 19 de septiembre de 2024.


Fue llamado a responder por los 20 incendios que provocó, entre el 14 de junio de 2022 y el 21 de junio de 2022, cuyo importe de daños se estima en más de 200.000 euros. La sentencia cayó el jueves 26 de septiembre de 2024.

Los daños ascienden a más de 200.000€, ¿quién pagará?

Los incendios se produjeron en el territorio de 10 municipios, situados a ambos lados del valle del lotelos mismos a veces afectados varias veces: Cénevières, Cajarc, Marcilhac-sur-Célé, Sauliac-sur-Célé, Bellefont-La Rauze, Berganty, Gréalou, Esclauzels, Saint-Martin-Labouval y Calvignac. Particulares y autoridades locales, bomberos y agentes judiciales estatales, son una veintena en total los que han interpuesto demandas civiles.

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Zonas tupidas convertidas en humo

Esta es la primera vez que D. tiene problemas con la ley; sus antecedentes penales están limpios. Visiblemente impresionado al encontrarse en la sala del tribunal, continuamente hace girar el puño izquierdo con la mano derecha, probablemente una forma de superar su aprensión. Adoptando un perfil bajo y un rostro impasible, escucha la lectura de los hechos alegados, a veces con la cabeza gacha, a veces mirando a sus tres jueces. La escala de las zonas de desastre, precisó, varía entre unos pocos metros cuadrados y seis hectáreas para la mayor superficie devastada por las llamas. Dependiendo de la magnitud del incendio, se desplegaron hombres y equipos en tierra, a los que se sumaron dos aviones bombarderos de agua, llamados como refuerzo desde el sureste de Francia.

D. vuelve a admitir en la vista, tras las declaraciones realizadas ante los instructores y el juez de instrucción, ser el autor de los hechos. Explica al tribunal que primero confió en su pareja, luego en su familia de acogida antes de presentarse ante la gendarmería. En aquella época, D. trabajaba como repartidor de paquetes a domicilio. Y fue durante sus viajes que se detuvo para encender un fuego aquí o allá, antes de partir. Primera observación: no hubo personas afectadas por estos incendios, ni viviendas dañadas, ni edificios ni vehículos afectados por las llamas, sólo zonas arbustivas fueron afectadas.

Exteriorizar la ira y el malestar

– “¿Qué te hizo provocar el incendio?” » pregunta uno de los jueces.

– “¡Necesitaba expresar mi enojo y mi malestar! » declara D. De los debates se desprende que D. fue abandonado al nacer antes de ser colocado en un hogar de acogida. Es el tercero de cuatro hijos, todos los cuales han sido puestos bajo cuidado. Según el perito psiquiátrico, el joven padecía un sentimiento de abandono. Permaneció bastante retraído durante toda su infancia, experimentando algunas dificultades con sus compañeros, llegando a ser acoso. D. habría sufrido al no poder realizar su sueño de convertirse en agricultor, aunque había completado con éxito su bachillerato agrícola.

D. no es considerado un pirómano, en la medida en que no disfruta de ningún placer particular frente al fuego. El imputado precisa que ha iniciado el tratamiento y que tiene intención de continuarlo. Actualmente trabaja con un contrato indefinido en la industria alimentaria. ¡Dice que es feliz con su pareja, toma lecciones de guitarra y le gusta correr con su perro!

“¡No se le ocurrió nada mejor que prender fuego!” »

El presidente vuelve a la carga sobre todos estos actos incendiarios. Ella le pregunta a D.:

– “¡No todo el que ha tenido una infancia difícil prende fuego!” ¿Qué te hizo hacer esto? »

– “No pude expresar con palabras lo que sentí. En un momento tuvo que salir, no había encontrado otro medio”, indica D. El imputado precisa que ese día un auto casi lo atropelló, que su vehículo no tenía retrovisor en un lado, que había para mantener el ritmo de entrega a toda costa, que no podía soportarlo más…

– “Entonces paré, prendí el fuego y salí sin esperar y repetí la operación sin hacerme preguntas. ¡Estaba al final de todo, no pensaba y no me daba cuenta del daño causado! » observa.

– “¿Y ahora está mejor?” » pregunta el juez.

– “El tratamiento me permitió poner en palabras lo que estaba sintiendo y eso me aporta mucho. ¡Lamento mis acciones y pido disculpas a todos! » añade D.

Reclamaciones por daños y perjuicios de hasta 200.000€

En nombre del agente judicial del Estado que interpuso una demanda civil, el señor Thierry Chevalier destaca el coste de la intervención de dos aviones bombarderos de agua (tipo Dash), procedentes especialmente del sudeste de Francia, para una intervención que duró casi 3 horas, sabiendo que el coste de una hora de vuelo asciende a 3.726 €. El abogado reclama 10.432 € más 1.449 € por honorarios legales.

En cuanto al Servicio Departamental de Bomberos de Emergencia, también parte civil, reclama una factura de 134.000 euros. A esto se suman las reclamaciones por daños y perjuicios presentadas por autoridades locales y particulares.

METROa mí Morgane Raffy, fiscal adjunta, regaña al acusado y le señala que, tras los primeros incendios, podría haber tomado conciencia de la gravedad de la situación. Le preocupa observar que el despliegue de bomberos y agentes del orden que cruzaban las carreteras de la zona no disuadió a D. de continuar con su negocio de provocar incendios. “¡Esta situación es preocupante! » dice el magistrado indignado. Llama la atención sobre el hecho de que estos incendios se han perpetrado en numerosas ocasiones, durante una sequía avanzada y, a veces, no lejos de aldeas. Lamenta además que todo el personal movilizado haya perdido la convocatoria de otras intervenciones. Destaca la importancia del daño causado y cuestiona la personalidad del imputado, en cuanto a qué podría pasar en el futuro si se encontrara en un contexto que le fuera desfavorable. Recomienda continuar el tratamiento, recordando que por un solo incendio provocado se corren 10 años de prisión. Se requieren 4 años de prisión, incluidos 3 años suspendidos en libertad condicional por tres años, con la obligación de trabajar, cuidar y reparar mediante el pago de las sumas adeudadas. Recomienda una modificación de la sentencia para la parte firme, en forma de colocación bajo una pulsera electrónica.

Los incendios se limitan a la maleza…

Christophe Bernabeu, abogado de D., recuerda que en el momento de los hechos su cliente tenía 19 años. Subraya que los distintos incendios no causaron víctimas y se limitaron a incendios forestales.

El Presidente evoca a Gastón Bachelard y su ensayo sobre “El psicoanálisis del fuego”. Explica la ambivalencia del fuego, a la vez luz y destrucción. “Es posible que necesites ambos; ¡Todos tenemos este deseo dentro de nosotros, de destruir algo, de escapar del sufrimiento profundo a través de la destrucción! » observa. Me Bernabeu pretende transmitir hasta qué punto el joven había llegado a un momento de crisis y fragilidad, después de todo lo que había soportado desde su nacimiento.

Luego alude a su sueño de convertirse en agricultor, que se desvaneció porque provenía de una familia agrícola y no tenía una granja. Luego está la gota que quizás colmó el vaso: el trabajo de un repartidor, sujeto a rentabilidad: ¡entregar, entregar! entregar a toda costa lo más rápido posible.

Finalmente, el abogado retoma la carta del alcalde del pueblo donde D. vivió parte de su infancia, destacando: “un niño de extrema bondad, que participó en la vida de la comuna, devoto, para escuchar…”. también el testimonio de un carpintero con el que D. hizo prácticas y que elogia a un chico de “comportamiento ejemplar, que nunca se quejó de la dureza del trabajo”. Y el señor Bernabeu exclamó: “Quería quemar el sufrimiento en el que se encontraba”.

Resume: ninguna motivación malvada, ningún sentimiento de venganza, ningún acto de pirómano fascinado por el fuego, ni el de alguien que busca una recompensa… Me Bernabeu asegura que su cliente ha tomado conciencia de los hechos de la realidad y que no hay riesgo de reaparición. D. cuenta con el apoyo de su pareja, su familia de acogida, trabaja y sale adelante. Bernabéu pide que se diluyan las reclamaciones de indemnización.

D. regresa al estrado por última vez y declara: “Lamento profundamente lo que hice y pido disculpas”.

el juicio

El tribunal penal dictó sentencia el 26 de septiembre y condenó a D. a 4 años de prisión, 3 de los cuales en libertad condicional, por un período de 2 años. A esto se suma la obligación de atención psicológica, trabajo e indemnización para las partes civiles. D. tiene prohibido portar armas y deberá indemnizar a todas las partes civiles las cantidades solicitadas.

El demandado tiene 10 días para interponer recurso de apelación.

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