¿La inteligencia artificial nos superará? – .

El 2 de diciembre de 2014, en los estudios de la BBC en Londres, un pesado silencio se apoderó de los técnicos y periodistas presentes. El astrofísico Stephen Hawking, una de las mentes más brillantes de su tiempo, acababa de hablar, dando su visión del futuro. Con su voz sintética, familiarizada por décadas de apariciones públicas, declaró ese día que: El desarrollo de la inteligencia artificial completa podría acabar con la humanidad.

Esta afirmación no es el delirio de una mente atormentada por teorías conspirativas, sino una seria advertencia de uno de los mayores físicos teóricos, un experto cuyo trabajo sobre los agujeros negros ha revolucionado nuestra comprensión del universo. Para Hawking, el auge de la inteligencia artificial no es sólo una promesa de progreso; conlleva riesgos inconmensurables, que probablemente abrumen a sus creadores. “Los humanos, limitados por la lenta evolución biológica”, continúa el investigador, “no podrían competir con esta tecnología y serían superados”.

Compara este escenario con la película Terminador, donde las máquinas acaban superando a nuestra propia especie. Las palabras de Hawking llegan en un momento en el que la inteligencia artificial ya es una realidad en la vida cotidiana a través de los asistentes personales en los smartphones o los algoritmos que regulan el tráfico urbano.

Diez años después de las funestas predicciones de Stephen Hawking, el panorama de la inteligencia artificial literalmente ha explotado: asistentes inteligentes, reconocimiento facial, publicidad personalizada, recursos humanos, navegación e incluso precisión en la medicina. En esta nueva era marcada por la IA, la inquietante pregunta planteada por Hawking resuena aún con más fuerza: ¿las máquinas nos superarán? En la gran historia de la humanidad, este capítulo de la inteligencia artificial aún está por escribirse, lleno de promesas y peligros. Un paseo por la cuerda floja entre la genialidad de nuestras creaciones y la sombra que podrían proyectar sobre nuestro destino…

¿Cuáles son los orígenes de la IA y por qué quisimos reproducir facultades cognitivas a través de modelos?

El concepto de ordenador, una máquina que ejecuta secuencias de instrucciones, fue ideado a principios del siglo XIX por el economista y matemático inglés Charles Babbage… Él dibujó los planos, pero nunca llegó a construirlo. Ada Lovelace creó el primer programa informático, en 1843, para la máquina de Charles Babbage.

Allan Turing escribió un artículo en 1950 ¿Pueden pensar las máquinas? : “Creo que dentro de cincuenta años será posible programar ordenadores con una capacidad de almacenamiento de 10 elevado a la novena potencia, y hacer que jueguen el juego de la imitación tan bien que un interrogador medio no tendrá más que un 70% de posibilidades de hacer una identificación correcta después de cinco minutos de interrogatorio”.

El primer ordenador electrónico nació en Estados Unidos en diciembre de 1945: el ENIAC (Electronic Numerical Integrator And Computer). Inteligencia artificial Es una disciplina científica concebida y mencionada por primera vez en 1956 por John McCarthy con el objetivo de simular todas las facultades mentales con máquinas.

Ya no podemos prescindir de la IA

La IA ya está en todas partes: en cuanto utilizas la web, sin saberlo estás utilizando la Inteligencia Artificial, ya que está construida sobre un modelo de memoria, un hipertexto que fue diseñado con técnicas de inteligencia artificial que modelan las capacidades cognitivas. De lo contrario, basta con abrir el teléfono móvil y desbloquearlo con reconocimiento facial, dictar mensajes con reconocimiento de voz, todo esto requiere inteligencia artificial, y luego muchas otras cosas en muchos ámbitos.

Para Jean-Gabriel Ganascia, profesor de informática, ya no hay muchos focos de resistencia frente a la IA: la cuestión es más bien cómo vivir en un mundo donde la inteligencia desempeña un papel cada vez más importante. “Nos hemos estado preparando para esto durante mucho tiempo, ha habido muchas advertencias, preocupaciones y, a menudo, una mala comprensión de lo que era la inteligencia artificial, con ese miedo que Stephen Hawking expresa muy bien. Las máquinas podrían eventualmente superarnos y firmar el fin de la humanidad. Pero nos han superado desde el comienzo de los primeros ordenadores, en 1946, que hacían multiplicaciones mucho mejor que los hombres. Pero al mismo tiempo, siempre conservamos el control sobre ellos”. Para el profesor de informática, no debemos tener miedo de la IA en sí, sino de los humanos que están detrás de ella.

La singularidad tecnológica

Más tarde, Stephen Hawking matizó sus famosas declaraciones alarmistas sobre la IA en 2014 al decir que era portadora de esperanza. Para Jean-Gabriel Ganascia, hay dos paradojas en Hawking: “Tenía una enfermedad terrible, la enfermedad de Charcot, no podía comunicarse con el mundo exterior sin IA. La segunda paradoja es que podemos preguntarnos por qué estaba tan preocupado, porque habla de riesgo existencial. Mi teoría es que detrás de eso, Hay una historia de ciencia ficción, la de la singularidad tecnológica. La idea de que las máquinas se van a desarrollar cada vez más de una forma incontrolable hace una analogía con otra singularidad que Stephen Hawking conocía muy bien, la singularidad gravitatoria, lo que llamamos agujeros negros. Él imaginaba que habría en el futuro, una especie de aspiración, hacia la que seríamos irremediablemente succionados. Creo que eso era lo que temía de una forma un tanto confusa, hasta que se dio cuenta de que quizá era un poco excesivo.

Una historia de pioneros de la IA

En su libro, Jean-Gabriel Ganascia traza toda una historia sobre los orígenes de la inteligencia artificial. Surgen numerosos nombres, como el de Ada Lovelace: “Fue pionera en el campo de los lenguajes y la informática. Desempeñó un papel en el nacimiento de la IA y la informática, ya que fue la primera en presentar patentes”. Ella era la hija de Lord Byron, “El poeta más grande de su tiempo”, nunca conoció a su padre, ya que abandonó Inglaterra para irse a Italia. Por eso, la imagen de su padre la perseguía. Estudió matemáticas y luego, como era muy culta, escuchó una conferencia en francés que dio un famoso ministro italiano sobre la máquina de Charles Babbage. Luego la tradujo al francés y al inglés y a Babbage le pareció genial. Decidió contratarla como asistente. Pronto imaginó que esta máquina no se limitaría a los cálculos matemáticos, sino que podría procesar textos y música.

Para saber más, escuche el programa…

Con :

Jean-Gabriel GanasciaProfesor de informática en la Facultad de Ciencias de la Universidad de la Sorbona, autor de AI explained to humans (La inteligencia artificial explicada a los humanos) (Seuil)