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En vídeo – Nunca había habido tanto metano en la atmósfera

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Publicado el 21 de septiembre de 2024 a las 13:44 / Modificado el 21 de septiembre de 2024 a las 13:59

Las concentraciones de metano en la atmósfera siguen aumentando, a un ritmo que incluso se ha acelerado en los últimos años, amenazando la trayectoria climática del planeta pese a la promesa de muchos países de reducir drásticamente las emisiones de este potente gas de efecto invernadero, advirtieron el martes investigadores.

“El metano está aumentando más rápido en términos relativos que cualquier otro gas de efecto invernadero importante y ahora está en niveles 2,6 veces más altos que en la época preindustrial”, escribe un equipo internacional de científicos bajo los auspicios del Proyecto Global de Carbono, en un estudio publicado en la revista Environmental Research Letters.

El metano (CH4) es el segundo gas de efecto invernadero más importante emitido por los seres humanos después del dióxido de carbono (CO2). Alrededor del 40% del metano proviene de fuentes naturales, en particular de los humedales, pero la mayor parte (alrededor del 60%) está vinculada a actividades humanas como la agricultura (cría de rumiantes y cultivo de arroz), los combustibles fósiles y los desechos.

Su potencial de calentamiento es más de 80 veces mayor en veinte años que el del CO2, pero su vida útil es más corta, lo que lo convierte en una palanca importante para intentar limitar el calentamiento global a corto plazo.

Pero el inventario realizado por los científicos muestra que la trayectoria seguida no es la correcta y que las concentraciones de metano en la atmósfera – el metano emitido menos una parte absorbida por el suelo y por las reacciones químicas en la atmósfera – han seguido aumentando.

“Casi todos los países”

El aumento de la atmósfera fue en promedio de 6,1 millones de toneladas por año en la década de 2000, luego de 20,9 millones de toneladas en la década de 2010. El crecimiento se ha acelerado aún más en los últimos años, a tasas no vistas desde que comenzaron las mediciones continuas en la década de 1980, y por ejemplo alcanzó 41,8 millones de toneladas en 2020, el doble del promedio de los años de la década anterior.

“Las emisiones antropogénicas han seguido aumentando en casi todos los países del mundo, con excepción de Europa y Australia, que muestran una trayectoria de lento descenso”, explica a la AFP Pep Canadell, director ejecutivo del Global Carbon Project y coautor del estudio, con sede en Canberra (Australia).

Los aumentos fueron impulsados ​​principalmente por las emisiones provenientes de la minería de carbón, la producción y uso de petróleo y gas, la cría de ganado vacuno y ovino, y la descomposición de alimentos y materia orgánica en vertederos.

Las causas naturales también influyen: “El aumento en 2020, y en particular en los dos años siguientes, se debió a un período bastante excepcional del fenómeno La chica“Lo que provoca condiciones más húmedas de lo normal en muchas partes del mundo, especialmente en los trópicos”, explica Pep Canadell.

Estas condiciones favorecen la producción natural de metano en zonas húmedas, particularmente tropicales, que representan la principal fuente natural de emisiones de gases. Y también se espera que el fenómeno La chica regresa durante este año.

El año 2020 también ha conocido un efecto paradójico de la lucha contra el Covid-19, ya destacado en un estudio: la caída de los contaminantes vinculados al transporte (NOx) ralentizó indirectamente la eliminación de metano de la atmósfera.

“Espejismo”

En cualquier caso, la trayectoria del metano parece estar desfasada de lo que recomiendan los expertos en clima encargados por la ONU (IPCC) de mantener el calentamiento global por debajo de los 2°C, pero también de las promesas hechas por los Estados.

En 2021, la Unión Europea y Estados Unidos lanzaron un «compromiso global» para reducir las emisiones globales de metano en un 30% de aquí a 2030 en comparación con 2020.

Hoy incluye más de 150 países, pero no China, India ni Rusia.

Estos objetivos “parecen tan lejanos como un oasis en el desierto”, dijo Rob Jackson, de la Universidad de Stanford, el autor principal del estudio. “Todos esperamos que no sean un espejismo”.

China y Estados Unidos están preparando conjuntamente una cumbre sobre gases contaminantes no derivados del CO2, incluido el metano, lo que quizás abra el camino a nuevos compromisos.

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