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Donald Trump y Elon Musk, entre la proximidad ideológica y los intereses mutuos

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Con sus publicaciones en X y sus contribuciones financieras, Elon Musk muestra un apoyo inquebrantable a Donald Trump para las elecciones presidenciales de noviembre. Pero esta proximidad podría extenderse más allá de la campaña si el expresidente estadounidense regresa a la Casa Blanca.

El hombre más rico del mundo tiene un lugar cada vez mayor en la campaña de Donald Trump, a cuyo servicio pone su cuenta personal X, seguida por casi 200 millones de personas.

Tras el presunto intento de asesinato del candidato republicano el domingo, Elon Musk publicó una publicación cuestionando por qué nadie había intentado matar al presidente Joe Biden o a la vicepresidenta Kamala Harris, antes de eliminarla.

El jefe de Tesla, SpaceX y la red social X también ayudó a difundir la teoría -desmentida por las autoridades- de que los migrantes haitianos en Ohio robaban mascotas para comérselas.

Pero su influencia no termina ahí. Ambos acordaron que, si Musk resulta elegido, el expresidente le encomendará realizar una auditoría del gobierno federal con el objetivo de “hacer recomendaciones para reformas drásticas”.

Donald Trump considera a Elon Musk el “mejor recortador de costes”. Tras comprar Twitter a finales de 2022 y rebautizarla como X, el multimillonario despidió al 75% de sus empleados y se quedó solo con aquellos que aceptaron cumplir con su despiadado estilo de gestión.

Reducir el número de funcionarios públicos

Estas salidas han diezmado a los equipos que luchan contra la difusión de la desinformación. Desde entonces, la plataforma ha sido criticada por su laxitud en este ámbito y acusada de difundir las tesis de la extrema derecha, lo que ha empujado a muchos anunciantes a abandonarla.

Según el El New York TimesLos dos multimillonarios discuten regularmente sobre la concepción de las relaciones laborales de Elon Musk, que Donald Trump espera aplicar en la administración federal.

Cuando se le preguntó en el podcast Todo incluido Si bien estaba considerando reducir el número de trabajadores federales en un 5% anual, o alrededor de 150.000 personas, Musk dijo que pensaba que sería necesario recortar “más que eso”.

Agregó que “lo asesinarían” si fuera más específico, pero aun así dijo que muchas personas tendrían que cambiar de trabajo: “Habrá un número aterrador de trabajadores descontentos, ex funcionarios públicos”.

Pero los expertos creen que el empresario sobreestima su margen de maniobra e influencia.

En Estados Unidos, los recortes en la plantilla de la administración pública dependen del Congreso, que aprueba el presupuesto federal.

“Nuestro sistema no permite que ningún cargo o individuo tenga tal concentración de poder que pueda gobernar por dictado, como puede hacerlo Musk en X, Tesla o SpaceX”, señala Casey Burgat, profesor de la Universidad de Washington.

Conflictos de intereses

Otros, sin embargo, temen que Donald Trump anularía muchas reglas si fuera elegido, especialmente con una Corte Suprema de mayoría conservadora dando la aprobación final a las leyes.

Como presidente, reformó significativamente la corte, que recientemente tomó varias decisiones que aumentaron el poder del jefe de Estado y su inmunidad.

Donald Trump podría decidir “hacer lo que quiera y dejar que alguien lleve un caso a la Corte Suprema, que le ha sido bastante favorable en cuestiones de poder ejecutivo”, observa Richard Barton, profesor adjunto de la Universidad de Syracuse.

Ni Elon Musk ni Donald Trump parecen estar preocupados por el riesgo de un conflicto de intereses, algo evidente para muchos observadores.

Las empresas del primer grupo tienen vínculos con el gobierno federal, ya sea SpaceX, como proveedor de la NASA, o Tesla, que está sujeta a estrictas regulaciones.

Donald Trump, por su parte, tiene antecedentes de nombrar a miembros de su familia en altos puestos gubernamentales y a menudo ha sido acusado de mezclar sus intereses personales como empresario con su papel político.

Pero para que las reglas sobre los conflictos de intereses sean respetadas, el Congreso debe demostrar voluntad política, algo que no ocurrió durante el primer mandato de Donald Trump, subraya Burgat, según quien “no hay árbitro que pueda pitar faltas en esta materia”.

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