Funcionarios de Estados Unidos y otros lugares dijeron a The New York Times que Israel logró ocultar pequeños explosivos en buscapersonas comprados por Hezbolá en Taiwán y los detonó a distancia el martes, simultáneamente, hiriendo al menos a 2.000 personas.
Funcionarios de Estados Unidos y otros países dijeron a la El New York Times Israel había logrado esconder pequeños explosivos en buscapersonas comprados por Hezbolá en Taiwán y los había detonado a distancia el martes, matando a nueve personas y hiriendo a casi 2.800. Estas fuentes, que hablaron bajo condición de anonimato, dieron al diario estadounidense detalles de esta operación sin precedentes, atribuida por el movimiento islamista libanés a Israel.
Los pequeños artefactos, fabricados por la empresa Gold Apollo en Taiwán, fueron interceptados por los servicios israelíes antes de su llegada al Líbano, según estos responsables cuya nacionalidad no ha sido precisada. Unas decenas de gramos de material explosivo fueron introducidos junto a la batería con un detonador, precisa el diario. A las 15.30 horas del martes en el Líbano, un mensaje aparentemente procedente de la dirección de Hezbolá hizo que el aparato emitiera un pitido durante varios segundos antes de hacer estallar el explosivo, según el diario estadounidense, que cita también varias fuentes anónimas.
Dispositivos “hackeados en origen”
Según estas fuentes, el Hezbolá había encargado a la empresa taiwanesa Gold Apollo más de 3.000 unidades, principalmente del modelo AR924. La información del diario estadounidense refuerza la teoría, presentada el martes por varios expertos, según la cual los servicios israelíes habrían logrado infiltrarse en la cadena de suministro del Hezbolá para planificar este ataque.
Una fuente cercana al movimiento había indicado previamente a la AFP que “los beepers que explotaron pertenecen a un envío recientemente importado por el Hezbolá de 1.000 aparatos”, que según él parecen haber sido “pirateados en origen”.
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