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Origen de los dispositivos, valoración, reacciones… una actualización de la situación

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En el supermercado, en la calle, en casa… El martes, alrededor de las 15.30, cientos de buscapersonas (los aparatos de comunicación en boga antes de la llegada de los teléfonos móviles) en poder de miembros de Hezbolá explotaron simultáneamente en Líbano y en la vecina Siria.

Según el New York Times, un mensaje que parecía provenir de la dirección del grupo islamista libanés hizo que el dispositivo emitiera un pitido durante varios segundos antes de detonar el explosivo. El saldo de muertos ascendía a 12, incluidos dos niños, y más de 2.800 heridos hasta el mediodía del miércoles, según el Ministerio de Salud libanés. Entre las víctimas había una niña de 10 años que murió por la explosión del busca de su padre y el hijo de un parlamentario de Hezbolá. El embajador de Irán en Beirut, Mojtaba Amani, resultó herido, según la televisión iraní.

Algunas personas afectadas en el valle de la Bekaa (este del Líbano) “han sido trasladadas a Siria”, mientras que “otros casos serán evacuados a Irán”, precisó el ministro de Sanidad libanés, Firass Abiad.

¿Cuales son las opciones preferidas?

Quedan muchas preguntas sin respuesta, la principal de ellas es cómo los buscapersonas pudieron provocar una explosión provocada a distancia. Una de las teorías que defienden varios funcionarios, estadounidenses y de otras nacionalidades, entrevistados por el New York Times es la de los dispositivos trampa colocados de antemano. Los servicios israelíes, en el centro de las acusaciones, aunque todavía no hayan reaccionado, habrían logrado infiltrarse en la cadena de suministro del grupo chiita.

Las mismas fuentes indicaron al diario estadounidense que junto a la batería se habían introducido con un detonador algunas decenas de gramos de material explosivo. Hace unos días, Hezbolá había encargado más de 3.000 beepers. Una fuente cercana al movimiento indicó que el movimiento libanés, considerado terrorista por muchos países, había importado un “envío de 1.000 aparatos”.

El Hezbolá, apoyado por Irán, acusó rápidamente a Israel de ser responsable de las explosiones simultáneas. Estados Unidos, principal aliado del país en la guerra contra Hamás, aseguró el miércoles que no estaba involucrado ni tenía conocimiento previo.

¿Cuál es la reacción de Hezbolá?

El movimiento islamista libanés afirmó el miércoles que “continuará” sus operaciones en apoyo de Gaza, a pesar de las explosiones mortales que atribuye a Israel. Hezbolá también indicó que su líder, Hassan Nasrallah, hablará el jueves en un discurso.

Por su parte, Irán, partidario del Hezbolá, acusó a Israel de “asesinatos en masa”. “Luchar contra los actos terroristas del régimen (israelí) y las amenazas que de ellos se derivan es una necesidad evidente, y la comunidad internacional debe actuar rápidamente para contrarrestar la impunidad de las autoridades sionistas criminales”, añadió el miércoles el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Nasser Kanani. Por su parte, el presidente iraní, Masoud Pezeshkian, consideró que los atentados del martes deberían “avergonzar” a Occidente.

¿Dónde se fabricaron los buscapersonas?

Enseguida se hizo evidente, gracias en parte a las etiquetas visibles en los aparatos, que los buscapersonas eran AR924 de la marca taiwanesa Gold Apollo. Sin embargo, la empresa negó rápidamente haberlos fabricado. Su director, Hsu Ching-kuang, explicó a los periodistas que, en virtud de un acuerdo de cooperación, la empresa húngara BAC, registrada en Budapest, estaba autorizada a “utilizar” la marca “para la venta de productos en determinadas regiones”.

Gold Apollo afirmó en un comunicado que “el diseño y la fabricación de los productos son responsabilidad exclusiva de BAC”. Sin embargo, el director general de esta empresa húngara, entrevistado por el canal estadounidense NBC, afirmó ser solo un intermediario y no estar involucrado en el proceso de fabricación.

“Una escalada sumamente preocupante”

Esta serie de explosiones marca una “escalada extremadamente preocupante”, teme la ONU. El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, se declaró “extremadamente preocupado” por la situación y condenó los “ataques” con buscapersonas. Desde el comienzo del conflicto entre Israel y Hamás, la zona fronteriza del sur del Líbano ha sido escenario de intercambios de disparos casi diarios entre el ejército israelí y Hezbolá, aliado del movimiento islamista palestino, al que apoya en las operaciones llevadas a cabo en Gaza.

Israel anunció el martes su decisión de ampliar los objetivos de la guerra a la frontera entre Israel y el Líbano, con el fin de permitir el regreso de las personas desplazadas. Los principales objetivos expuestos hasta ahora eran la destrucción de Hamás, en el poder desde 2007 en Gaza, y el regreso de los rehenes. La víspera, el ministro de Defensa israelí había advertido de que, a falta de una solución diplomática, “el único medio restante para garantizar el regreso de los habitantes del norte de Israel a sus hogares” sería “la acción militar”.

Durante casi un año, cada escalada ha suscitado temores de un estallido en la región. Hezbolá ya ha declarado que Israel “recibirá su justo castigo” y ha amenazado con un “difícil ajuste de cuentas” en el futuro.

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