Nueve años después de la muerte de un adolescente en un terreno industrial de Angulema, un juicio, por fin…

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Logan Peyrebesse tenía 13 años. “Él era la alegría de vivir. Cuando llegó este día tan triste, no podía llorar”, dice su abuela. “Nueve años y medio desde que ocurrió la tragedia y todavía hablo de ello en tiempo presente […]. Un sábado me enteré de la muerte de mi hijo por teléfono. Sólo puedo ver su cuerpo los jueves”, lamenta su madre.

Logan era un niño sonriente, atlético y sin duda intrépido. ¿Todavía hablas en serio cuando tienes 13 años? El 20 de junio de 2015, en Angulema, fue a la piscina en bicicleta con amigos. En el camino, el grupo se detiene frente a las bodegas Montaigne. Se adentra en este páramo industrial de más de cuatro hectáreas en medio de la ciudad, cuyos hangares en desuso son el patio de recreo de muchos jóvenes, grafiteros y patinadores. Logan quiere tomarse una selfie y se sube a un tejado, a más de 8 metros del suelo. Una lámina ondulada de fibrocemento cede. El adolescente muere en el otoño.

¿Qué causa(s)?


El interior de un hangar abandonado en las bodegas Montaigne en Angulema. El adolescente se había subido a un tejado. Había caído desde 8,63 m.

Thomas Lebreuvaud / Archivos SO

¿Fue la imprudencia del niño la única causa de la tragedia? No, respondieron la Sala de Instrucción del Tribunal de Apelación de Burdeos y el Tribunal de Casación, al final de un maratón judicial marcado por un sobreseimiento en 2015 y un auto desestimando el caso en 2017. Casi diez años después de los hechos, diez años de Luto imposible, Malvina Peyrebesse espera pasar página. Este martes 14 de enero de 2025 se celebró un juicio ante el tribunal penal de Angulema.

Juan-Ignacio Arzoz Erreca, de 67 años, propietario español del solar industrial, y Bruno Vidalinc, de 56 años, promotor inmobiliario vinculado a su amigo Juan-Ignacio por una promesa de venta, fueron responsables de homicidio culposo “por torpeza, imprudencia, desatención, negligencia o incumplimiento de una obligación de precaución y seguridad impuesta por ley o reglamento”.

“Ya sea que tus planes se hagan realidad o no, ¡tenías que asegurar o demoler! »

Se les acusa de no haber bloqueado el acceso al interior de los hangares del sótano de Montaigne y de no haber tomado “ninguna medida adecuada para proceder a su demolición o para garantizar una vigilancia permanente y eficaz del local”. Además, la instrucción considera que el propietario y el promotor “sabían desde hacía varios años que estos edificios presentaban un peligro importante, al servir regularmente como parque infantil o parque de aventuras para los jóvenes que ingresaban en ellos”.


Junio ​​de 2015, flores en la valla de las bodegas Montaigne en Angulema, en homenaje a Logan, fallecido trágicamente en el lugar.

Céline Levain / SO Archivos

Falso, respondió Bruno Vidalinc en la audiencia. “Las instalaciones fueron controladas periódicamente. No había nada peligroso en el interior”, aseguró el promotor, que presidió todos los proyectos de urbanización del terreno adquirido por 2,3 millones de euros en 2006. Cine, tiendas, hotel, talasoterapia, spa: ninguno tuvo éxito. La culpa son los cambios en la mayoría política municipal, lamentó el empresario. “Ya sea que tus planes se hagan realidad o no, ¡tenías que asegurar o demoler! En 2011, teníamos un permiso de planificación equivalente a un permiso de demolición”, subrayó la presidenta Nathalie Billington. “Autorización no significa obligación”, respondieron los abogados de los acusados.

Es cierto que un guardia (en situación de trabajo oculto) pasaba todas las semanas por las bodegas de Montaigne. Revisó una valla, instaló un candado nuevo, hizo colocar grandes piedras delante de tal o cual acceso. Según el fiscal Mathieu Auriol, estos dispositivos resultaron ineficaces; puertas y ventanas habrían tenido que ser selladas o tapiadas. “Los edificios abiertos a todos los vientos tentaron al diablo”, resumió, reprochando la “inacción prolongada” de MM. Arzoz y Vidalinc.

Multas requeridas


En febrero de 2015, cuatro meses antes de la tragedia, una asociación de grafiteros, K10, creó un fresco en las bodegas Montaigne. Incluso invitó a la prensa…

Thomas Lebreuvaud / Archivos SO

Lionel Béthune de Moro, abogado de la parte civil, señaló la “negligencia” de los acusados ​​pero sobre todo lamentó su falta de empatía. “Me hubiera gustado una palabra de compasión en este tribunal. No escuché nada”, dijo. Luego el abogado citó una carta del teniente de alcalde de seguridad y urbanismo. En esta carta certificada del 20 de enero de 2015, el funcionario electo menciona las numerosas intrusiones, invita al propietario a “cerrar los edificios definitivamente” y subraya que podría ser considerado responsable.

Según Pierre-Olivier Ballade, abogado defensor, en este caso no habría ningún “aviso administrativo”, ninguna “importancia decisiva”, ya que el municipio de Angulema no ha emitido ninguna orden de peligro. Según él, el delito no está tipificado y se requiere la absolución. El tribunal no pudo entrar en el proceso de sentencia, como pedía la fiscalía, al solicitar una multa de 30.000 euros contra cada uno de los acusados ​​pero ninguna pena de prisión. La sentencia en deliberación se espera para el 18 de marzo.

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