Uno tras otro, los grandes jefes de la tecnología estadounidense se alinean detrás de Donald Trump y del hombre que de facto se ha convertido en su principal colaborador político, el libertario Elon Musk, jefe de Telsa, SpaceX y la red social X.
Lo último: Mark Zuckerberg. A menos de dos semanas de la toma de posesión del republicano para un segundo mandato, el fundador de Meta, una empresa valorada en 1.600 millones de dólares (1.500 millones de euros) en Bolsa, con sus aplicaciones Facebook, Instagram y WhatsApp, anunció, el martes 7 de enero, un giro importante en su grupo hacia la galaxia Trump. Oficialmente en nombre de la libertad de expresión. “Las recientes elecciones parecen ser un punto de inflexión cultural hacia un nuevo énfasis en la libertad de expresión”. asegura en un vídeo.
Para ello, el empresario anunció el regreso de los temas políticos en sus plataformas, que albergan 3.300 millones de usuarios activos en el planeta, y la eliminación del “fact-checking”. “Hemos llegado a un punto en el que hay demasiados errores y demasiada censura. Nos desharemos de los verificadores de datos y los reemplazaremos con calificaciones de la comunidad similares a explicó Mark Zuckerberg, mientras que las grandes plataformas son objeto de la desconfianza del electorado trumpista.
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