El 23 de octubre de 2024, durante la primera cumbre de ministros de Defensa del G7, el secretario de Defensa, Lloyd Austin, confirmó que Corea del Norte se estaba preparando para enviar varios miles de tropas a Rusia.. Según el Ministerio de Defensa de Corea del Sur, 3.000 soldados norcoreanos ya se encuentran en territorio ruso. Este envío de tropas representa un paso adicional en la cooperación militar entre Moscú y Pyongyang, que se formalizó con la firma de una asociación estratégica durante la visita de Vladimir Putin a Corea del Norte en junio de 2024. Este punto de inflexión en las relaciones bilaterales va acompañado de una intensificación de los misiles. lanzamientos de Corea del Norte en vísperas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. En particular, el 30 de octubre de 2024, Corea del Norte probó un misil intercontinental, el primero desde diciembre de 2023.. Este misil de combustible sólido, que recorrió una distancia de 7.000 kilómetros -mayor que la de lanzamientos anteriores- podría indicar un fortalecimiento de la cooperación tecnológica con Rusia, implicando importantes avances en la motorización..
Una asociación estratégica en acción…
Desde 2022, Corea del Norte ha proporcionado una importante ayuda material a Rusia, lo que inicialmente le permitió llenar los vacíos en la industria de defensa rusa. Según los informes, Pyongyang habría suministrado a Rusia casi tres millones de proyectiles y varias docenas de misiles balísticos transportados desde el puerto de Rason, en Corea del Norte.. Francia, al igual que Japón, denunció el uso de estos misiles contra Ucrania junto con otros 47 países. En junio de 2024, Vladimir Putin visitó Corea del Norte, donde se firmó una asociación estratégica que incluía una cláusula de asistencia mutua. El tratado establece que “en caso de guerra resultante de una invasión armada, ambas partes se ofrecerán asistencia militar o de otro tipo mutua”.. Este marco podría justificar el envío de fuerzas coreanas adicionales a la región de Kursk o a los territorios ucranianos ocupados por Rusia.
La cooperación también podría extenderse al ámbito espacial. El jefe de la agencia espacial rusa formó parte de la delegación que acompañó a Vladimir Putin a Corea y Pyongyang podría estar interesado en desarrollar un sistema de vigilancia espacial bajo los auspicios rusos.
…cumpliendo diversos objetivos
Ayuda económica crucial
Varios ministros responsables de Economía formaron parte de la delegación rusa que visitó Pyongyang en junio de 2024. Para Corea del Norte, el apoyo a Rusia tiene un interés económico crucial, especialmente para un país aún sujeto a sanciones internacionales. Esta ayuda incluiría el suministro de energía, en particular carbón –esencial a medida que se acerca el invierno–, petróleo, esencial para el buen funcionamiento de las fuerzas armadas, así como productos alimenticios, que siguen siendo escasos. Según se informa, Rusia también acordó transferir 9 millones de dólares en moneda extranjera a Corea del Norte, de un total de 30 millones de dólares congelados en bancos rusos.. Estos elementos –energía, alimentos y divisas– son vitales para la supervivencia del régimen norcoreano.
Apoyo militar reforzado
El mayor apoyo militar a Corea del Norte también es una parte importante del comercio entre Moscú y Pyongyang. Esta cooperación permite a Corea del Norte poner a prueba sus capacidades militares en situación de guerra, especialmente en el ámbito balístico, y mejorar el rendimiento de sus misiles, que todavía parecen limitados en términos de precisión. Al brindar apoyo militar a Corea del Norte, Rusia fortalece su capacidad para librar y potencialmente ganar un conflicto en caso de una ofensiva contra Corea del Sur. La participación de soldados y oficiales norcoreanos en los combates en Ucrania también brinda al régimen la oportunidad de evaluar las habilidades operativas de sus tropas, que no han combatido desde el final de la Guerra de Corea en 1953.
Sin embargo, la información sigue siendo divergente sobre el grado de integración de las tropas y oficiales norcoreanos y su nivel de autonomía operativa. Según algunas fuentes norcoreanas, seis agentes murieron en una zona controlada por Rusia en el este de Ucrania..
Para Japón y sus socios, una cuestión clave es la escala y la naturaleza de la asistencia que Rusia podría proporcionar a Corea del Norte para el desarrollo de su programa balístico y nuclear, lo que podría acelerar y fortalecer su credibilidad. A diferencia de Rusia, Corea del Norte nunca ha realizado una prueba nuclear atmosférica y Moscú podría transmitir información valiosa al respecto a Pyongyang. Esta ayuda también podría referirse a la capacidad de apuntar con misiles o incluso a la producción de armas nucleares tácticas y torpedos equipados con una carga nuclear.
De hecho, la posición de Rusia sobre la cuestión nuclear de Corea del Norte ha experimentado una evolución significativa. Después de haber apoyado durante mucho tiempo, en el Consejo de Seguridad, las resoluciones destinadas a sancionar a Corea del Norte, Moscú se opuso, en marzo de 2024, a su veto a la renovación del mandato del grupo de expertos encargado de controlar la aplicación de las sanciones previstas por el resolución 1718. En junio de 2024, durante su visita a Pyongyang, Vladimir Putin también pidió una revisión del régimen de sanciones impuesto por el Consejo de Seguridad, incluidas las dirigidas a Corea del Norte.
El impacto diplomático del compromiso de Corea del Norte con Rusia
La implicación de Corea del Norte junto a Rusia en el conflicto de Ucrania consolida su posición diplomática en la escena internacional. El acercamiento entre Moscú y Pyongyang también aumenta el margen de maniobra de Corea del Norte y el potencial de presión sobre Rusia, Japón y China. Pyongyang busca así recuperar una posición estratégica comparable a la que ocupaba antes de la caída de la URSS, cuando el conflicto chino-soviético permitía un juego triangular más favorable a los intereses norcoreanos.
Así, el viaje de Vladimir Putin a Pyongyang, así como su visita a Vietnam, probablemente no satisficieron a Pekín, que favorece relaciones enormemente asimétricas, en las que la República Popular China ocupa una posición dominante. También es dudoso que Rusia o Corea del Norte informaran al Partido Comunista Chino del envío de tropas norcoreanas a Rusia. Aunque China mantiene una “asociación ilimitada” con Rusia y está vinculada a Corea del Norte por un tratado militar, los intereses de estos tres actores divergen, particularmente en lo que respecta a la península de Corea. Si la República Popular China no está dispuesta a abandonar a su aliado norcoreano, que constituye un Estado tapón contra Corea del Sur y la presencia estadounidense, Beijing se muestra desfavorable a cualquier cosa que pueda alentar a los líderes norcoreanos a escalar la península. Ante las crecientes dificultades económicas y la elección de un presidente estadounidense impredecible, la República Popular China busca sobre todo la ausencia de tensiones incontroladas en su entorno inmediato.
Beneficios estratégicos para China
Al mismo tiempo, China podría acoger con satisfacción la prolongación del conflicto en Ucrania, que la mayor participación de las fuerzas norcoreanas podría favorecer si éstas se hicieran más numerosas. Esta guerra aumenta la presión sobre Europa y contribuye a dividir a los aliados, especialmente con el regreso al poder de Donald Trump. También podría distraer la atención europea de la cuestión de Taiwán y de la estabilidad en el Estrecho, aunque Japón insiste habitualmente en la existencia de un vínculo directo, debido a esta cooperación reforzada con Moscú, entre la guerra en Ucrania y un riesgo potencial de conflicto en Asia. .
Otro beneficio de la continuación de la guerra en Ucrania para Beijing reside en el debilitamiento de Rusia a medida que el conflicto se prolonga, haciendo así que la ilimitada asociación chino-rusa sea cada vez más asimétrica a favor de China.
Los límites de la cooperación ruso-norcoreana
Sin embargo, varios factores podrían influir en el compromiso continuo de Corea del Norte con Rusia. El envío de tropas, cuya supuesta calidad de élite aún está por demostrar, podría por el contrario revelar debilidades en la preparación de combate de las fuerzas norcoreanas. Si este compromiso implica una participación real en el combate, ofrecería a Corea del Sur la oportunidad de analizar y comprender mejor los modos de acción de las fuerzas norcoreanas, en particular el papel de los comisarios y oficiales políticos, especialmente si estas tropas se benefician de autonomía operativa, lo que sigue siendo incierto.
Además, Corea del Sur podría aprovechar esta oportunidad para llevar a cabo operaciones de guerra psicológica contra soldados norcoreanos, la mayoría de los cuales no tienen experiencia en combate. Su motivación podría ser cuestionable y la prueba de fuego podría causar un shock psicológico, fomentando así las deserciones.
Mayores riesgos para la estabilidad estratégica regional
Si la entrada de tropas norcoreanas no significa sin duda una internacionalización masiva de la guerra en Ucrania, esta escalada podría tener consecuencias para la estabilidad estratégica en Asia, cuyo mantenimiento constituye una preocupación común para Japón y Francia.
Con su nueva experiencia de combate, Corea del Norte podría ser más agresiva, aumentando las provocaciones contra Corea del Sur, a riesgo de resbalar..
También se plantea la cuestión de la proliferación de armas de destrucción masiva. Según fuentes surcoreanas, Corea del Norte ha finalizado los preparativos para llevar a cabo una nueva prueba nuclear, que podría esperar, sin embargo, a la “entronización” del nuevo presidente estadounidense Donald Trump y a una evaluación de la evolución de las relaciones entre Pyongyang y Washington bajo la nueva administración. En cualquier caso, Corea del Norte no está dispuesta a abandonar su capacidad nuclear adquirida..
Una preocupación inmediata para Japón
El fortalecimiento de las capacidades norcoreanas y la amenaza potencial de conflicto en la península despiertan en Japón el temor de un conflicto en dos frentes, siendo el otro el Estrecho de Taiwán, al que tendría que enfrentarse la alianza nipo-estadounidense. Ante esta posibilidad de dos teatros de operaciones integrados en Asia, la respuesta de Tokio sólo puede ser el fortalecimiento de esta alianza, así como de sus propias capacidades de defensa, incluida la adquisición de capacidades de ataque de largo alcance. pretende tener un efecto disuasorio. Tras la elección de Donald Trump, el primer ministro japonés, Ishiba, reafirmó inmediatamente la centralidad de la alianza japonés-estadounidense, piedra angular de la seguridad en Asia. Con motivo de la cumbre de APEC (Cooperación Económica Asia Pacífico) celebrada en Lima en noviembre de 2024, el primer ministro Ishiba, el presidente Yoon y el presidente Biden reafirmaron la importancia estratégica, en términos de duración, de la cooperación trilateral entre Japón, Corea del Sur y Estados Unidos. Los tres aliados recordaron que las cuestiones de seguridad europeas y asiáticas, con el envío de tropas norcoreanas a Rusia, eran cada vez más inseparables.
Sin embargo, tanto en Asia como en Europa, en la península de Corea y en Ucrania, la cuestión principal se refiere –por el momento sin respuesta– a las decisiones que tomará la nueva administración Trump en materia de defensa y seguridad. Corea del Norte, contrariamente a lo esperado, podría estar satisfecha con la elección de un presidente que había aceptado cumplir con las líder Corea del Norte, aunque la reunión no condujo a ningún progreso en materia de proliferación nuclear.
Además, al posiblemente apoyar un acuerdo sobre Ucrania que tenga en cuenta las exigencias de Moscú, Estados Unidos podría ofrecer un nuevo margen de maniobra a Rusia, que entonces sería menos dependiente de China y –en menor medida– del “Sur Global”. Entonces podemos preguntarnos sobre un posible retorno a una relación menos tensa con Japón, también preocupado por el ascenso de China y por el deseo de gestionar mejor la cuestión de los territorios del norte (Kouriles).