La carrera armamentista naval se ha vuelto a intensificar desde 2020, con inversiones masivas en tecnologías submarinas por parte de las principales potencias mundiales. EL ESTADOS UNIDOSel Sierra y el Rusia competir particularmente en el desarrollo de submarinos nucleares de nueva generación, considerados activos estratégicos importantes. Esta competencia tecnológica se caracteriza por la búsqueda constante de innovaciones en términos de sigilo, potencia de golpe y autonomía.
El buque insignia de la marina rusa.
Arjánguelsksumergible de cuarta clase Yasen-MMarca una etapa crucial en la evolución de la flota rusa. Equipado con propulsión nuclear de última generación, este edificio diseñado por la oficina de Malakhit en San Petersburgo traspasa los límites del sigilo submarino. Su sofisticado sistema de combate integra Misiles de crucero Kalibr y Oniks, lo que le permite atacar una amplia variedad de objetivos. Esta versatilidad, combinada con una firma acústica mínima, lo convierte en un formidable cazador de profundidades.
Una revisión del poder naval
el astillero sevmash Actualmente está desplegando toda su experiencia para hacer realidad las ambiciones marítimas rusas. Cuatro nuevos submarinos – Perm, Ulyanovsk, Voronezh y Vladivostok – irán ocupando poco a poco su lugar en las flotas del Norte y del Pacífico. Esta distribución estratégica de fuerzas demuestra el deseo ruso de afirmar su presencia en dos grandes teatros marítimos. El programa prevé, en última instancia, el despliegue de doce unidades Yasen-M, destinadas a sustituir a los veteranos Oscar y Akula.
Un despliegue cuidadosamente orquestado
La Armada rusa no deja nada al azar en la integración de estos nuevos sumergibles. Durante una ceremonia solemne, el Almirante Alexander Moiseyev entregó la bandera de San Andrés al comandante Alejandro Gladkovmarcando el inicio de una fase intensiva de evaluación. Arjánguelsk Se someterá a una batería de pruebas de buceo para validar sus capacidades operativas antes de su entrada definitiva en servicio. Este riguroso proceso ilustra las exigencias técnicas impuestas a estos buques de combate, que deberán garantizar la proyección del poder ruso durante varias décadas. Su despliegue responde a los nuevos imperativos de la guerra naval moderna, donde la discreción y precisión de los ataques se vuelven decisivas.
Canadá