Remanente // Por Mike Horan. Con Megan Bell, Remi Webster y Shaun Foley.
El cine de género ha sido a menudo un espacio para la creatividad y la asunción de riesgos, pero no todos los intentos logran transformar una idea ambiciosa en una obra cautivadora. ResiduoDirigida por Mike Horan, se presenta como una película de bajo presupuesto y con un concepto audaz. Sin embargo, a pesar de cierto potencial, oscila con demasiada frecuencia entre la inspiración y la ejecución laboriosa. Si bien su homenaje a maestros del suspense y el terror como Hitchcock, Romero y De Palma es obvio, lucha por alcanzar el mismo nivel de impacto. Desde los primeros minutos, Residuo intenta establecer una atmósfera intrigante con sus imágenes de nubes amenazantes y campos azotados por el viento.
Un trágico accidente, una mente fracturada, un cuerpo curado por tecnología experimental. Una joven queda vinculada sobrenaturalmente a los horrores de su pasado. Atormentada, perseguida y atormentada, debe descubrir la verdad para ser libre.
Estos elementos visuales tienen éxito, pero el efecto rápidamente pierde fuerza, en particular debido a un ritmo que carece de vivacidad. La heroína, Grace (interpretada por Megan Bell), se ve arrojada a una situación caótica tras un traumático accidente automovilístico, pero la intensidad inicial se diluye en una narrativa demasiado contemplativa. Si la introducción de un universo en la frontera entre el sueño y la realidad podría haber cautivado, se extiende en longitud, multiplicando los símbolos sin que estos últimos encuentren siempre su significado o su utilidad. La vacilación entre el misterio y lo sobrenatural acaba frustrando más que fascinando. En este punto, sentí que la película me pedía mucha paciencia sin ofrecerme suficiente a cambio.
La elección de desarrollar varios arcos narrativos paralelos (una trama slasher, una dimensión psicológica e incluso una amistad secundaria) es loable sobre el papel. Desafortunadamente, en la pantalla, esta ambición se convierte en una dispersión que dificulta la implicación emocional. Los diálogos explicativos pesan sobre la primera parte de la película, y las escenas destinadas a profundizar en los personajes, aunque sinceras, a menudo carecen de energía y concisión. A los 112 minutos, Residuo Se habría beneficiado de ser más estricto. Descubrí que ciertos pasajes, particularmente aquellos dedicados a las relaciones interpersonales de Grace, ralentizaban innecesariamente la trama principal. Si Isabelle Weiskopf ofrece una sólida interpretación en un papel secundario, su personaje no aporta mucho al conjunto.
Sólo en su segunda mitad la película comienza a revelar sus cualidades. Mike Horan demuestra que sabe manejar con cierta destreza la estética del cine de género. Los elementos terroríficos se vuelven más fuertes y la puesta en escena se vuelve más inmersiva. Una secuencia culminante, rodada en un teatro histórico, logra incluso capturar un momento genuino de tensión visual y dramática. Esta escena ilustra lo que Horan es capaz de lograr cuando canaliza sus ideas de una manera más concisa e impactante. Sin embargo, este estallido de calidad llega demasiado tarde para compensar las duraciones del principio. Incluso en estos momentos más dinámicos, el impacto sigue estando limitado por efectos que a veces carecen de delicadeza.
En lugar de mantenerme en suspenso, descubrí que la película luchaba por mantener la coherencia emocional y narrativa, alternando entre ambición visual y ejecución desigual. Como para subrayar su tendencia al exceso, Residuo presenta una escena a mitad de créditos que cambia hacia el horror corporal y la ciencia ficción. Si bien este intento de expandir el universo de la película es interesante, parece más una casilla a marcar que una verdadera necesidad narrativa. Este cambio, lejos de llevar a una conclusión satisfactoria, da la impresión de que se trata de un experimento de más. Sería injusto no reconocer los esfuerzos de Mike Horan por crear una película ambiciosa con medios limitados. Es obvio que ama el cine y tiene una visión, pero esa visión a veces carece de claridad.
Al querer abarcar demasiados géneros y temas, Residuo Pierde coherencia y ritmo, ofreciendo una experiencia apenas pasable. Como espectador, algunas ideas me intrigaron y algunos momentos de dirección me impresionaron, pero a menudo todo el asunto me dejaba indiferente o distraído. La película da la impresión de ser un boceto prometedor que aún no ha encontrado su forma definitiva. Si Residuo demuestra potencial en Mike Horan, todavía hay un camino por recorrer para transformar esta ambición en un trabajo verdaderamente significativo. En resumen, Residuo es una película que intenta hincarle el diente al cine de género, pero cuyo resultado, a pesar de algunos éxitos aislados, a menudo resulta demasiado inconexo para convencer plenamente.
Nota: 4,5/10. En breve, Un buen intento, sin duda, pero que nunca pasa del nivel de un ejercicio estilístico.
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