De todas las razones que empujaron a Justin Trudeau hacia la puerta, su mala gestión de la economía fue central.
Recordemos que fue la dimisión de la ministra de Finanzas, Chrystia Freeland, escaldada por la incesante improvisación de su líder en materia económica, la que encendió la pólvora.
Se rumorea que Justin Trudeau anunció su despido a Ma mí Freeland el viernes antes de la actualización económica del lunes. Si es así, habla del muy mal criterio y de las escasas habilidades de negociación del Primer Ministro.
¿El mejor candidato, en serio?
Si Trudeau tiene la humildad de reconocer que ya no es el mejor candidato para ganar las próximas elecciones, parece seguir creyendo que es el hombre adecuado para negociar contra Donald Trump y su amenaza arancelaria del 25%.
El Primer Ministro, en su discurso, sugirió que quería permanecer en el poder para defender el libre comercio y la economía del futuro.
Sin embargo, el historial de Justin Trudeau en materia de economía es todo menos estelar. El PIB se está estancando, los canadienses se están empobreciendo, el dólar canadiense está en su nivel más bajo en 30 años, la productividad está disminuyendo… Seiscientos dieciséis mil millones de dólares en déficit en 9 años… ¿para eso?
En Truth Social, el presidente Trump acogió con satisfacción la renuncia de su homólogo.
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Recién elegido, por mayoría, controlando ambas cámaras y la Corte Suprema, reconocido con razón o sin ella por su inteligencia empresarial y sus políticas proempresariales… Trump se enfrenta a un primer ministro que pasó una década incurriendo en déficits para financiar programas sociales patentados, imponiendo impuestos a ganancias de capital, para luego conceder vacaciones del GST y otros controles tan improvisados como inútiles.
Desde hace un año, ante una impopularidad récord y la inminencia de su aplastante derrota, Trudeau ha multiplicado sin pies y cabeza los anuncios económicos. En su carta de dimisión, su propio viceprimer ministro lo desautorizó públicamente.
En definitiva, nuestro jefe negociador ya no tiene la más mínima credibilidad.
Un vacío político
Si temíamos la incertidumbre creada por Trump, ahora tenemos la mucho más grave que presagia este líder debilitado y desesperado. Porque la salida anunciada de Justin Trudeau no es una sola.
Tras la carrera por el liderazgo, el Parlamento reanudará sus actividades en marzo para la aprobación del presupuesto, que servirá como voto de confianza. Todo indica que el gobierno será derrotado en ese momento. Añade 36 días de campaña…
Tanto es así que, desde su toma de posesión el 20 de enero hasta el verano de 2025, Donald Trump tendrá vía libre ante un vacío político absoluto. Durante casi seis meses, este hombre fuerte que exige una lealtad inquebrantable a los miembros del Partido Republicano tendrá como oponente a Justin Trudeau, un candidato fracasado, sin apoyo ni legitimidad democrática, expulsado por sus propios aliados.
El Ministro LeBlanc y los funcionarios federales involucrados en estas negociaciones están comprometidos en esta misión imposible, creada por el vacío político desde arriba.
No reescribiremos la historia. Las decisiones que deberían haberse tomado en septiembre. En noviembre. Antes de Navidad. Pero, en términos de calendario, digamos que Justin Trudeau no podría haberlo hecho peor, poniendo en juego su ego y su partido en detrimento del futuro económico del país… hasta el final.