La visita a Seúl, el lunes 6 de enero, del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, tuvo como objetivo disipar las dudas sobre el futuro de la relación bilateral entre una Corea del Sur sumida en una profunda crisis política y Estados Unidos. Reforzada por Yoon Suk Yeol desde su llegada a la presidencia en mayo de 2022, esta relación se enfrenta hoy a dos incógnitas: una posible transición de poder en Seúl –ya que Yoon está suspendido de sus funciones desde su intento de imponer la ley marcial– y la Llegada a la Casa Blanca del republicano Donald Trump. “Nuestra relación es más fuerte que la de cualquier líder, gobierno o partido gobernante”Blinken insistió durante una conferencia de prensa con el ministro de Asuntos Exteriores de Corea del Sur, Cho Tae-yul.
Este fue el primer viaje a Seúl de un miembro de la administración estadounidense desde el establecimiento de la ley marcial el 3 de diciembre de 2024 por parte del Sr. Yoon, que condujo a su destitución por la Asamblea Nacional el 14 de diciembre. El golpe provocó raras críticas por parte de Washington, que expresó su “preocupaciones serias”. El subsecretario de Estado, Kurt Campbell, habló de una “Error de juicio muy grave”.
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