Moscú afirmó haber interceptado ocho misiles ATACMS de fabricación estadounidense antes de que impactaran en su territorio, anuncia la edición europea de politico. Lanzados desde Ucrania a principios de enero, supuestamente fueron derribados cuando apuntaban a la región de Belgorod, en el suroeste de Rusia. Según los informes, también fueron derribados decenas de drones ucranianos. Lo suficiente como para provocar la ira de Rusia.
“Esta acción llevada a cabo por el régimen de Kiev, con la ayuda de sus partidarios occidentales, estará sujeta a represalias”podemos leer en un comunicado de prensa del Ministerio de Defensa ruso, publicado en Telegram. Sin embargo, las autoridades rusas no “entraron en los detalles de las medidas que pretenden tomar como respuesta” recientes tiroteos en Ucrania, señala el equipo de Bruselas del periódico americano. Y “Ucrania no ha hecho ningún comentario sobre este ataque”.
¿Una nueva “escalada”?
“Moscú cree que el uso de estos misiles [ATACMS]con un alcance de hasta 300 kilómetros, constituye una importante escalada del conflicto”contextualizar CNN. Según se informa, las fuerzas ucranianas lo han utilizado varias veces desde que el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, les dio autorización en noviembre pasado.
El mismo mes, Rusia respondió disparando un nuevo tipo de misil balístico experimental contra Ucrania. “que según ella sería imposible de interceptar por los sistemas de defensa occidentales”. Aseguró que podría repetir la experiencia, esta vez apuntando a la capital ucraniana, si las fuerzas de Kiev provocaran una nueva “escalado”.
En un segundo artículo, el canal estadounidense señala que el término“escalado” es utilizado por el Kremlin a propósito, para “para obligar a los occidentales a comprender el conflicto desde el punto de vista de Rusia, y empujarlos a ver sobre todo una ‘escalada’ de violencia, en los intentos ucranianos de resistencia contra el agresor ruso”.
¿El objetivo? Disuadirlos de apoyar a Kiev. Hasta ahora, cada vez que estadounidenses y europeos han cruzado las líneas rojas establecidas por Rusia, “Las peores amenazas del país no se han hecho realidad” y “Lo que se consideraba tabú se ha convertido en norma”.