El sábado por la noche, en el estadio Groupama, el Montpellier volvió a ver derrumbarse sus esperanzas en los minutos finales ante el Olympique Lyonnais, que lucha por el podio. Derrotados en la línea de meta, los Pailladins, últimos en la Ligue 1 con sólo 9 puntos, merecían sin embargo otro destino.
Los hombres de Jean-Louis Gasset, combativos e inspirados, tuvieron varias oportunidades para inclinar el partido a su favor. Pero como suele ocurrir esta temporada, el éxito les dio la espalda. Cuando nada pasa, nada pasa. Y el sábado por la noche volvieron con las manos vacías.
Para los aficionados, se trata de otro duro golpe. Para los jugadores, es una decepción más que digerir. Sin embargo, dado su desempeño, hay motivos para tener esperanzas. Hicieron justicia a la camiseta, peleando hasta el último segundo. Pero en una lucha por mantenerse donde cada punto cuenta, estos esfuerzos serán en vano si el contador no se mueve.
Este partido nunca borrará la afrenta de la Copa de Francia. Pero demuestra que más allá de la espiral descendente, este equipo todavía tiene orgullo y potencial. Recuperarse mentalmente será un desafío colosal. Sin embargo, esta tarde, a pesar de la derrota, los Pailladins demostraron que todavía tienen corazón. Sólo queda transformar este estado de ánimo en puntos para no hundirse permanentemente.
Durante 15 días te hemos odiado. Hoy te rogamos que luches y no te rindas, después del partido de este fin de semana te mereces este apoyo.