Las fracturas del mundo agrícola al descubierto.

Las fracturas del mundo agrícola al descubierto.
Las fracturas del mundo agrícola al descubierto.
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A principios de 2025, el recuento de las elecciones profesionales mostrará si el antiguo sindicato único FNSEA, fundado en 1946, ha logrado mantener su hegemonía en las cámaras de agricultura, con su aliado Jóvenes Agricultores (JA).

Las manifestaciones y los bloqueos de carreteras del invierno pasado, y la cosecha sin precedentes de promesas gubernamentales que siguieron, demostraron que la alianza mayoritaria permaneció en el centro del juego, pero sus líderes en ocasiones se vieron abrumados por la base, y los sindicatos rivales han ganado visibilidad. en particular la Coordinación Rural (CR) y sus gorros amarillos. Esta organización, que actualmente preside tres cámaras departamentales de agricultura, quiere conquistar nuevas y ve la votación como un “referéndum” a favor o en contra del sistema actual, según su presidenta, Véronique Le Floc’h. El sindicato intensifica sus ataques contra el presidente de la FNSEA, Arnaud Rousseau, que también preside el gigante agroindustrial Avril (Lesieur oleos, Sanders, etc.). En Agen, a finales de noviembre, la policía lo sacó de un acto, ante los abucheos del CR local. Los demás sindicatos le critican por su doble función, sinónimo, según ellos, de doble juego en perjuicio de los agricultores.

Tentación del populismo

“Cuando no tenemos un argumento, atacamos directamente a la gente”, afirma el presidente de JA, Pierrick Horel, quien señala que la campaña para las cámaras es más “intensa” que hace seis años. “Llevamos un año hablando de agricultura en todos los medios de comunicación, y con razón”, comenta, al tiempo que observa un “aumento del populismo, especialmente con la competencia sindical del CR”.

“El voto de CR se sube a la ola populista”, considera también la secretaria nacional de la Confederación Paysanne, Sylvie Colas, para quien “hacen mucho ruido pero no funcionan”.

Para el politólogo Eddy Fougier, “la Coordinación Rural, aunque niegue su cercanía a la Agrupación Nacional, forma parte de una dinámica soberanista, identitaria y populista. Algunos hablan de neopoujadismo”, afirmó a la AFP.

El portavoz del CR, Patrick Legras, evacua: “Estamos intentando dar una descarga eléctrica a los agricultores que no están sindicalizados”, para mostrarles que “nos vamos contra el muro”. El agricultor del Somme, que denuncia en sus tuits “mafia”, “agroindustria”, “globalismo”, defiende “hablar con la verdad” frente a la “corrección política”.

Tasa de participación electoral

Según un responsable nacional del FNSEA, bajo condición de anonimato, la CR puede hacerse cargo de “algunos departamentos”, donde la situación es “más crítica”, donde los agricultores se están “empobreciendo”.

“Las dos incógnitas de las elecciones son la tasa de participación y el número de escaños obtenidos por el CR”, continúa el politólogo Eddy Fougier.

“Uno de cada dos agricultores en este país […] No voté la última vez. No sé si ves […] la reserva de votos que haga. Por eso tenemos que ir a buscar a esta gente”, dijo recientemente Arnaud Rousseau a sus tropas durante una reunión en Dordoña.

Detrás de las cuestiones de poder, los modelos chocan. Oposición o acomodación al libre comercio, deseo de liberar al mundo agrícola de tantos estándares como sea posible o llamados a cambiar el sistema para salvar el planeta…

“Los agricultores están en la peor situación y le toca a quien más hará para recuperar votos. No queremos entrar en ese juego”, afirma Pierre Thomas. Como vicepresidente de Modef, el sindicato agrícola más pequeño, aboga por un cambio en la política agrícola, con una mezcla de proteccionismo y mayor atención a la naturaleza.

Por otra parte, la FNSEA se opone resueltamente al decrecimiento. Un programa golpeado por las crisis sanitarias, los trastornos climáticos y la disminución ininterrumpida del número de agricultores, que ya no se compensa con la expansión ni con el aumento de los rendimientos.

Esta reducción de la población agrícola tiene repercusiones en la composición del colegio electoral.

“En el Gers hemos perdido 1.000 activos, es decir, 1.000 votantes desde 2019”, observa Sylvie Colas, preguntándose “por quién votaban hace seis años” y, por tanto, qué organización se verá afectada por esta reducción de votos.

AFP

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