En un discurso especial pronunciado este domingo, el presidente estadounidense, Joe Biden, hizo un análisis en profundidad de los disturbios en curso en Siria y calificó la caída del régimen de Bashar al-Assad como un “punto de inflexión histórico” para la región de Oriente Medio después del 13. “Años de guerra civil y opresión del régimen es un acto fundamental de justicia y una oportunidad histórica para el pueblo sirio”, afirmó el presidente estadounidense.
Joe Biden insistió especialmente en el importante debilitamiento del eje formado por Irán, Rusia y Hezbollah “debido a la acción de Israel desde los acontecimientos del 7 de octubre, a la resistencia ucraniana a Rusia y al continuo apoyo estadounidense a estos dos aliados”. “Hezbolá, Rusia e Irán no pudieron proteger a Assad”, subrayó, destacando la eficacia de la estrategia estadounidense en la región.
En cuanto al futuro de Siria, el presidente esbozó los contornos de una transición política ambiciosa. La administración estadounidense está comprometida a apoyar el establecimiento de un gobierno soberano y la redacción de una nueva constitución, al tiempo que insiste en que este proceso debe ser impulsado por los propios sirios. También se promete una ayuda humanitaria sustancial para apoyar esta transición.
El presidente, sin embargo, no ocultó los considerables desafíos que quedan por delante. La amenaza de un resurgimiento del Estado Islámico sigue muy presente, como lo demuestran los ataques aéreos estadounidenses llevados a cabo este mismo día contra posiciones de la organización terrorista. Las intenciones de ciertos grupos rebeldes, a pesar de su actual discurso más moderado, tendrán que ser examinadas cuidadosamente, insistió.
A nivel regional, la administración estadounidense está comprometida a apoyar activamente a los países vecinos (Jordania, Líbano, Irak e Israel) durante este período de transición. Biden prometió, en particular, permitir que Israel continúe sus acciones contra objetivos iraníes en Siria, creyendo que esto ayudaría a reducir la presión ejercida por Hezbolá en el Líbano.
El presidente reafirmó también el compromiso estadounidense con sus nacionales en Siria, mencionando en particular el caso del piloto Austin, detenido desde hace más de doce años, cuyo regreso sigue siendo una prioridad absoluta para su administración.
“Vemos un futuro brillante para los ciudadanos de Siria y Medio Oriente”, concluyó Biden, al tiempo que enfatizó que lograr esta visión requeriría una vigilancia constante y una estrecha cooperación entre todos los actores de la región. El presidente anunció que conversará en los próximos días con los líderes regionales para coordinar la respuesta a esta situación histórica.