El primer cohete europeo reutilizable toma forma en Vernon

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“Europa se ha quedado atrás porque las tecnologías de reutilización que se dominan al otro lado del Atlántico aún no están aquí”, afirmó a la AFP Yohann Leroy, presidente ejecutivo de MaiaSpace. “Sin embargo, la batalla no está perdida”, añade frente a una instalación donde se llevan a cabo pruebas mecánicas de separación de etapas del cohete Maia en Vernon, a 80 kilómetros al oeste de París.

Se trata de la primera etapa de este cohete destinado a poner en órbita satélites institucionales y comerciales y desarrollado por MaiaSpace, filial de ArianeGroup, que constituye el principal elemento reutilizable.

Está diseñado para regresar a una barcaza en el mar después del lanzamiento, utilizando una tecnología similar a la que utiliza SpaceX de Elon Musk desde 2015 con el Falcon 9, que actualmente realiza varios lanzamientos por semana.

MaiaSpace apuesta por una veintena de disparos de Maia al año entre 2031 y 2032, una diferencia de escala que no desanima a Yohann Leroy, que también debe competir con otros grandes actores como Rocket Lab o Relativity Space. China también tiene lanzadores reutilizables.

“Los lanzadores que SpaceX está desarrollando no satisfacen todas las necesidades”, particularmente cuando se trata de enviar un satélite pesado a una órbita específica, argumenta.

A diferencia de SpaceX, cuyos satélites de la constelación Starlink representan la mayor parte de la cartera de pedidos, lo que justifica la frecuencia de los lanzamientos, “MaiaSpace no tiene la ambición de desarrollar su propio proyecto de constelación”, explica también.

Sin embargo, al hacer que el acceso al espacio sea algo común y reducir su coste, el multimillonario estadounidense ha perturbado el mercado de los satélites y ha empujado a Europa a cuestionar su modelo de desarrollo espacial basado en la financiación pública.

– Trabajar “de otra manera” –

En el sitio web del grupo francés MaiaSpace, en Vernon, Eure, el 21 de septiembre de 2023. FOTO AFP / Mathieu RABECHAULT

En 2014, cuando se lanzó el desarrollo del Ariane 6, el lanzador del Grupo Ariane capaz de transportar cargas más pesadas que Maia y que completó con éxito su primer vuelo en julio, Europa consideró inviable la reutilización del modelo económico.

Impulsada por el motor Prometheus de ArianeGroup, que funciona con una mezcla de oxígeno líquido y biometano, más respetuosa con el medio ambiente que el queroseno, la primera etapa de Maia podría reutilizarse hasta cinco veces, frente a las al menos diez de SpaceX.

Inicialmente previsto para finales de 2025, el primer vuelo de Maia se pospuso después de que el grupo francés se adjudicara en septiembre la plataforma de lanzamiento rusa Soyuz en Kourou, Guayana Francesa, cuyos lanzamientos fueron interrumpidos tras la invasión de Ucrania por Rusia en 2022.

MaiaSpace se está preparando para adaptar esta plataforma de lanzamiento a sus necesidades mientras realiza pruebas en Vernon.

En un taller de los años 70 se ensamblan secciones del primer piso. A dos kilómetros de distancia, en un sitio confidencial en medio del bosque, simulamos el llenado, vaciado y gestión de presión en los tanques del prototipo de la segunda etapa o la separación entre las etapas.

MaiaSpace, que empezó hace dos años con 20 empleados, cuenta hoy con 230 de 14 nacionalidades diferentes, más de la mitad de los cuales proceden del sector no espacial.

La empresa también emplea alrededor del “30%” de mujeres, una tasa más alta que la de las mujeres graduadas de escuelas de ingeniería y las empleadas de todas las edades.

Con esta diversidad, MaiaSpace espera “evitar errores de principiante” adoptando lógicas de desarrollo “diferentes”, subraya Leroy.

Ir rápido es “una condición necesaria para sobrevivir” frente a la competencia”, aunque eso signifique acortar los ciclos y probar el primer cohete imperfecto en “vuelo suborbital”, señala el directivo.

Aunque es una filial del grupo Ariane, MaiaSpace se autodenomina “autónoma” porque se financia con préstamos de Airbus y Safran, accionistas de su empresa matriz. Esto le permite, en particular, “liberarse de la limitación del retorno geográfico” establecida por la Agencia Espacial Europea para garantizar una distribución equitativa de los contratos industriales y de los beneficios económicos entre los diferentes Estados miembros que participan en la financiación de proyectos espaciales.

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