el drama deAbdellatif Akhrif, exjugador del Ittihad Tángertrasciende las fronteras deportivas y revela una faceta profundamente inquietante de las tensiones entre Argelia y Marruecos. Hallado muerto en agosto de 2024 en una playa de Orán tras haber desaparecido en julio, sus restos permanecen varados en Argelia. A pesar de los repetidos esfuerzos de Marruecos por repatriar su cuerpo, el silencio de las autoridades argelinas sume a la familia Akhrif en un dolor inconmensurable.
Una madre frente a la indiferencia
La desesperación de la madre de Abdellatif es palpable. En un conmovedor vídeo, imploró a las autoridades argelinas que liberaran el cuerpo de su hijo para que pudiera descansar en paz en su tierra natal. Su voz temblorosa conmovió a miles de personas en las redes sociales: “Lo que pido no es político, es una cuestión de humanidad. Déjame enterrar a mi hijo. »
Sin embargo, la respuesta esperada es muy deseada. Cada día que pasa se suma al calvario de una familia que lucha por ejercer un derecho fundamental: el de despedirse definitivamente de un ser querido.
Una detención injustificable
En muchos contextos, las relaciones entre Estados pueden ser tensas, pero rara vez estas tensiones se extienden a situaciones tan delicadas. Retener restos por razones inexplicables no tiene precedentes recientes en las relaciones internacionales. Las convenciones y costumbres diplomáticas, así como los principios universales de los derechos humanos, exigen respeto por los muertos y apoyo a las familias en duelo.
Las autoridades marroquíes han respetado los protocolos enviando varias solicitudes oficiales a través del consulado marroquí en Orán, pero se encuentran con un silencio preocupante en Argel. Esta falta de cooperación refleja no sólo explotación política, sino también un desprecio por las normas humanitarias más básicas.
Un contexto político pesado
Este trágico episodio forma parte de un período de intensas tensiones entre Argelia y Marruecos. Desde la ruptura de las relaciones diplomáticas en 2021, los conflictos sobre el Sáhara Occidental, las fronteras y la soberanía han reforzado la hostilidad entre los dos países. Sin embargo, explotar una situación humana, por trágica que sea, no puede justificarse por consideraciones geopolíticas.
Los analistas también señalan otro factor: el régimen argelino busca desviar la atención de sus propias crisis internas exacerbando la rivalidad con Marruecos. Al conservar los restos de Abdellatif Akhrif, Argel intentaría mostrar su firmeza frente a Rabat, en detrimento de los valores humanos universales.
Llamados a la solidaridad y la justicia
En Marruecos y en el extranjero se alzan voces para denunciar esta situación. Activistas de derechos humanos, figuras públicas y ciudadanos expresan su indignación. Las asociaciones deportivas también se han pronunciado, subrayando que la memoria de un jugador, sea quien sea, merece respeto y dignidad, más allá de las divisiones políticas.
Incluso dentro de la sociedad argelina, algunos denuncian una decisión considerada incomprensible. “No le corresponde al Estado privar a una madre de recuperar a su hijo. Independientemente de las tensiones, los muertos deben ser respetados”, afirmó un activista argelino bajo condición de anonimato.
Dignidad ante todo
Este asunto no es sólo una cuestión política, sino que afecta a valores humanos universales. Al retener los restos de Abdellatif Akhrif, el régimen argelino está enviando una señal preocupante sobre su forma de gestionar las crisis y las disputas.
Marruecos, por su parte, parece decidido a continuar sus esfuerzos diplomáticos para obtener la repatriación de su nacional. Pero esta situación plantea una pregunta más amplia: ¿cómo podemos justificar tal obstinación, que priva a una familia de su derecho a llorar?
La historia juzgará este episodio con severidad. Lo que quedará no será sólo la lucha de una madre por recuperar a su hijo, sino también el fracaso de algunos a la hora de honrar la dignidad humana frente a la adversidad.