El lunes 9 de diciembre se subastará en Ginebra una moneda de oro romana muy rara que lleva la imagen de Bruto, el asesino más famoso de Julio César. “Los ojos de un numismático brillan cuando tiene una moneda como ésta en sus manos”, porque este aureus, la moneda de oro romana, es “un trozo de historia” vinculado a los últimos capítulos de la República romana, explica a la AFP Frank Baldacci, director de Numismatica Genevensis, responsable de la venta.
Esta moneda fue acuñada entre el 43 y el 42 a. C. por “Bruto y sus amigos que asesinaron a Julio César” en marzo del 44 a. C., explica. Pesa 8 gramos y tiene un tamaño similar al de un euro.
Su precio de venta es de 750.000 francos suizos, pero probablemente superará el millón y “podría subir bastante”, porque es un poco “el Da Vinci de la moneda romana”, según Frank Baldacci.
Este aureus en particular presenta en el frente el perfil de la cabeza de Bruto rodeada de hojas de laurel y en el reverso celebra sus recientes victorias militares con símbolos guerreros. Es uno de los 17 ejemplares conocidos, según la casa de subastas. Esta moneda, “no acuñada en Roma, sino en un taller que se mudó con Bruto y sus ejércitos mientras intentaba ganar poder después de asesinar a Julio César”, también tenía “valor propagandístico”, dice Frank Baldacci.
La corona de laurel es en realidad el signo de “alguien que quiere promocionarse como emperador”, que quiere ser “califa en lugar del califa”, señala, subrayando la inscripción “IMP” – por Imperator, jefe de los ejércitos, un título que se volvería hereditario bajo el Imperio.
La moneda fue acuñada poco antes de la famosa batalla de Filipos, que Bruto perdió contra Marco Antonio y Octaviano y al final de la cual “se suicidó”, explica Frank Baldacci. El aureus ha viajado a través de los siglos, pasando de mano en mano, fuera de la vista. “Pero sabemos que durante el Renacimiento había muchos príncipes y señores que tenían colecciones de monedas romanas”, subraya Frank Baldacci.
La pieza no resurgió hasta la década de 1950, cuando se publicó en el catálogo de un coleccionista privado. Posteriormente reapareció en una subasta en 2006 en Zúrich, donde fue vendido a otro coleccionista privado por 360.000 francos suizos. “Es una moneda que vuelve al mercado después de una generación. Se trata de piezas extremadamente raras y la posibilidad de adquirirlas es igualmente rara”, señala Frank Baldacci.
La moneda está encerrada en una caja hermética para evitar su alteración y “garantizar su autenticidad”, afirma, explicando que la certificación por parte de empresas especializadas se realiza, en particular, comparándolas con otras monedas antiguas y examinando el oro utilizado. .